Exprofesoras y exalumnos de 'Rumbo a Hypatia' se unen para denunciar a la firma

Ya suman medio centenar en la plataforma de afectados creada por el cierre de la academia ponferradina sin avisarles y dejando sus titulaciones abonadas pero sin expedir

M.I.
17/09/2019
 Actualizado a 19/09/2019
La web sigue adelante como si nada hubiera pasado, incluso con la ubicación donde hay otra academia ahora.
La web sigue adelante como si nada hubiera pasado, incluso con la ubicación donde hay otra academia ahora.
Dos exprofesoras de la academia de formación ponferradina Rumbo a Hypatia, cerrada sin previo aviso en su sede de la avenida Valdés, se han unido a la plataforma de damnificados por esos hechos, abierta hace unas semanas por los alumnos que se han quedado sin sus respectivas titulaciones tras haber abonado, de antemano, los títulos completos.

Esther Susial, que incluso sigue apareciendo en la web aún activa del centro, y Laura de la Torre apoyan a los alumnos en su posible denuncia conjunta, aunque ellas dos ya han realizado las suyas a nivel individual tras los impagos que acumulaban. Recuerda Susial que los trabajados en plantilla, unos 8, esperaron a que la propietaria del centro, Isabel Mazariegos, solucionara su situación económica como les había anunciado, con un crédito, pero esa solución no llegó «y seguimos trabajando sin cobrar». Ella dio baja a finales del mes de mayo, pero no pudo compartir con los alumnos el cierre, porque este no se había producido «y le pedimos a ella que informara a los alumnos de lo que iba a hacer».

La directora se comprometió a hacerlo, pero los alumnos aseguran que en ningún momento se pusieron en contacto con ellos para informarles. Es más, alumnos de Madrid y Salamanca que realizaban los estudios on-line se han puesto en contacto con este medio para asegurar que tuvieron que llamar a los locales que había al lado de la academia para cerciorarse de si estaba funcionando o no.

La plataforma contratará a un abogado para iniciar las reclamaciones «lo que queremos es recuperar nuestro dinero», dicenSegún relata Ruth Manjón de Salamanca «contacté con una veterinaria y con una tienda de ropa que me dijeron que no sabían lo que pasaba pero que mucha gente les estaba preguntando porque en los teléfonos de la academia no nos respondían». A los alumnos que realizaban cursos presenciales, algunos profesores acabaron avisándoles como lo hizo De la Torre, aunque una vez despedida y fuera del trabajo «quedé con ellos para decírselo porque me parecía que no se les podía dejar así. Nos había dicho que ella lo haría, pero no lo hizo». Su caso es más sangrante, puesto que se le despidió en vacaciones y sin darle a conocer este hecho «me enteré mirando mi vida laboral por internet», dice. Incluso arreglar el papeleo y devolver las llaves del centro fue para ella una odisea «ella no quería quedar conmigo y al final le dejé las llaves en el buzón».

A De la Torre se le adeudan unos 8.000 euros y tendrá juicio en el mes de diciembre. Una cantidad menor es la que reclama Susial, con juicio fijado en octubre, unos 6.000 euros de seis meses de trabajo sin remuneración. Reconoce que sabían la situación por la que atravesaba la empresa «y lo dimos todo para ayudar a que saliera adelante». Siempre recomendándole a la gerente que «hiciera las cosas bien, que informara a los alumnos. Hay empresas que no salen bien pero hay que decirlo. Es ilógico estar en esa situación». Lamenta que, como profesional docente, les pueda llegar a salpicar este caso «porque detrás estábamos un grupo de profesionales que nos dedicábamos a enseñar y que seguimos haciéndolo hasta que se nos despidió». Por eso quieren ponerse del lado de los alumnos incluso hasta el punto de sacrificar sus propias indemnizaciones «preferiría que lo arreglaran todo con los alumnos que conmigo incluso», porque han sido personas que buscaban un futuro que finalmente no han tenido.

Es la indignación que siente Ruth Manjón y su hermana Noemí, que vieron una posibilidad laboral en un curso de Atención Sociosanitaria para personas dependientes del que no consiguieron el título. «Estamos en Salamanca e incluso yo hice las prácticas en un centro de aquí que se supone que tenían concertado. Tengo las 80 horas de prácticas, pero cuando les pedí mi título no conseguía contactar y al final un profesor me dijo que se me había enviado, pero no era verdad». Ella abonó más de mil euros en su curso y esperaba comenzar a trabajar con la titulación «ahora me he quedado sin el dinero, sin el tiempo y sin las ilusiones».

Es un caso más del medio centenar de alumnos que ya están insertos en la plataforma de afectados, que auguran que siga creciendo. Su intención es proceder a la contratación de un abogado para iniciar las reclamaciones «lo que queremos es recuperar nuestro dinero que pagamos por adelantado y que no nos ha servido de nada». Ya han presentado el tema a la OCU «pero no nos puede solucionar nada», solo les ha ofrecido información para resolver una de las preocupaciones que tenían y era que la empresa, ahora inexistente, pueda utilizar en algún momento sus datos personales.

Los exalumnos siguen recibiendo llamadas de más casos, dice una de las afectadas, Laura Fernández y esperan poder, al menos, recuperar su apuesta económica «porque el tiempo ya lo hemos perdido», lamentan.
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