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Experiencia rural y Covid

02/09/2021
 Actualizado a 02/09/2021
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La pandemia llegó en el primer trimestre de 2020. Sus efectos continúan modificando los hábitos sociales y de ocio. Podemos intuir que se mantendrán durante muchos meses las restricciones a la socialización en espacios cerrados. Un periodo tan largo de tiempo con estas limitaciones se traduce en perceptibles cambios de costumbres. Se ha generalizado el descanso laboral e intelectual realizando ejercicio al aire libre. Caminatas y excursiones campestres pasaron a ser habituales en los programas de tiempo ocioso, lo que constituye una oportunidad para los pueblos.

Los pequeños núcleos no disponen de grandes recintos cerrados, cosa que los limitaba hasta 2020. Sin embargo, sus espacios libres, sin aglomeraciones de personas, constituyen ahora una ventaja que se consolidará gracias a los nuevos hábitos. En consecuencia, los pueblos capaces de ofrecer una experiencia atractiva se convierten en destino de fin de semana o vacaciones e, incluso, en objetivo para nuevos residentes que abandonan la urbe.

Ante esa oportunidad, las diputaciones leonesas, ayuntamientos y juntas vecinales deberían movilizar recursos extra para mejorar accesibilidad y señalización hacia los hitos de su entorno, para mejorar la experiencia ligada a los pueblos. Me viene a la cabeza al monumental y poco conocido castaño de Villamartín del Sil, pueblo que cuenta con maravillosos miradores sobre el valle, además. Rememoro el precioso lagar comunal de Fresnedo del Bierzo, rehabilitado y accesible, pero desconocido para muchas personas por ausencia de indicadores. El mirador de Reliegos, sobre el valle del Esla, es impresionante, especialmente al atardecer, pero apenas se visita. El potencial mirador de Valderas, desde el que se podría apreciar el límite entre la Tierra de Campos y los concejos leoneses, trufados de policultivos, bosquecillos y regadíos, es otro punto estratégico entre miles.

La intervención en el mirador de las Cuevas Menudas, en Villasabariego, puede dar idea de cómo habilitar un lugar especial: un aparcamiento en la pradera, unos escalones de tierra y maderos, una perspectiva bonita, barandillas rústicas y un panel explicativo. ¿Cuántos miles de personas han pasado por allí en unos meses? ¿No es posible repetirlo en otras partes, propiciando que la gente tome unas bebidas y compre pastas o embutido en el pueblo?

Quizás no se diesen circunstancias como la actual para poner en valor la ‘experiencia Montamarta’, la ‘experiencia Lumbrales’, la ‘experiencia Arnado’, la ‘experiencia La Vid’ u otras. Habilitemos, señalicemos y divulguemos cuanto de bueno hay en cada pueblo: es el momento de ofrecer esa experiencia.
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