Excavación arqueológica

Una veintena de estudiantes de Historia en la Universidad de León llevan desde el lunes de la semana pasada haciendo prácticas en la excavación arqueológica que Universidad y Ayuntamiento impulsan en el llamado ‘Castro de los Judíos’ de Puente Castro, en el alto, al lado del antiguo depósito de agua. Hasta pasado mañana no terminan, así que si pasas por allí en estos tres días, antes de comer, les verás en plena faena…

Sea por complementar su formación, por llevar a la práctica la teoría aprendida en clase o, incluso, por poder contribuir al estudio de nuestra historia –y a pesar del cansancio y del calor, claro–, los chavales están encantados. Y también los profesores involucrados en el proyecto: Raquel Martínez Peñín, Carlos Fernández –ambos codirigen la excavación–, Nati Fuertes y Eduardo Ramil; siempre empeñados –y no es de ahora, créeme– en sacar adelante iniciativas de todo tipo. Y están satisfechos, digo, más por la oportunidad que supone para los alumnos, por conocer mejor el pasado de León y por haber retomado un proyecto que llevaba más de quince años parado que por interés personal en sus carreras investigadoras.

Y es que, con un presupuesto más que ajustado pero con una firme dedicación, están siendo capaces de aprovechar al máximo una excavación que, digamos, tiene dos partes: una, en el Castro, cavando y retirando tierra con picos y azadas, y recuperando materiales –fragmentos de cerámica, de huesos de animales, de vidrio, puntas de proyectil…; no vayas a pensar en tesoros–; y otra, en el laboratorio, lavando por el momento –con baldes y cepillos de uñas o de dientes– esos materiales. Más adelante vendrá su estudio, con el que aportar datos a nuestra historia; por ejemplo –me decía Raquel–, si desde la arqueología se puede confirmar el ‘arrasamiento’ del Castro a finales del siglo XII del que hablan las crónicas… Y si no es este año, tal vez en otra ocasión, que parece que esta campaña tendrá continuidad en el futuro. Y eso es una muy buena noticia.