Angel Suárez 2024

Evolución educativa

01/04/2018
 Actualizado a 18/09/2019
Guardar
En la época de la EGB nos pasábamos la vida estudiando vocabulario inglés y francés y apenas conseguíamos hacernos entender en ninguno de los dos idiomas si tras la etapa escolar salíamos de España. Hoy día, gracias al moderno sistema de enseñanza bilingüe, los niños ya no necesitan aprender vocabulario para recibir algunas de las asignaturas más importantes en inglés, lengua de la que no entienden ni papa, de modo que si al final del curso han aprendido algo, es evidente que estamos ante una generación de superdotados como no ha habido otra, y que nosotros éramos unos auténticos mendrugos.

En general, lo cierto es que aunque teníamos un montón de clases, deberes y exámenes, apenas conseguíamos llegar desasnados al BUP. Ahora, sin embargo, el curso escolar finaliza más o menos a primeros de diciembre, cuando llega la semana blanca, que empalma con la Navidad, que se toca con el puente de carnaval. En algún sitio a partir de entonces se ubican las fiestas del colegio correspondiente –que en mi época se restringían a un día, pero que hoy duran lo mismo que las de San Juan y San Pedro– y enseguida se encuentran con las vacaciones de después de Semana Santa, que tras algunos viajes y excursiones que la docencia impone, las colocan en verano. Con tanto trajín es lógico que algunos padres pretendan evitar el estrés infantil promoviendo la prohibición de los deberes, abolidos ya en la práctica por buena parte del profesorado. Ustedes me dirán si no es para quitarse, no el sombrero, sino el cráneo, si llegan al Bachillerato sabiendo las cuatro reglas.

El Lunes, Martes y Miércoles Santos los próceres de la educación invierten esta tendencia y se empeñan en que nuestros hijos permanezcan en clase de sol a sol, absortos en sus tareas escolares. Se trata, supongo, de una medida cuyo fin es preservar sus jóvenes mentes de ver o participar en una procesión que pudiera contaminar la higiénica laicidad de las aulas, único principio educativo que parece perfilarse como sacrosanto. Tanto miedo debe dar contravenirlo, que muchos de los colegios dizque religiosos de León, pudiendo solicitar permiso para dar las vacaciones de Semana Santa en Semana Santa, se abstienen de hacerlo. Este año las Carmelitas han llegado a preparar a los niños para el Misterio Pascual de una forma tan laical que dedicaron la semana pasada a Nueva Zelanda.

Quizá si los padres juramos sobre la LOE que en Semana Santa nos vamos a esquiar, dejen a nuestros hijos saltarse esos tres días de clase, habrá que probarlo el año que viene.
Lo más leído