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¿Evolución democrática?

05/10/2021
 Actualizado a 05/10/2021
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Cómo suelen decir algunos, una de dos, o somos ya un ‘rebaño’, como opinan algunos epidemiólogos y políticos pintureros, o estamos ‘papando moscas’ como se decía antaño, hemos alcanzado el máximo índice de sapiencia democrática.

¿Y por qué esta premisa? Pues simplemente porque no se entiende que los que gobiernan en minoría abrumadora estén desmontando a velocidad de vértigo aquello que entre todos los españoles de corazón y sensatos habían logrado firmar como una paz total y de reconciliación y en lugar de estar plenamente dedicados a erradicar una pandemia provocada por elementos externos y con orígenes chinos y más tarde evoluciones de todo tipo y agravándose por medio de las diversas cepas de todos los calibres y orígenes, se dediquen a elaborar una serie de leyes sin el consenso adecuado e ignorando a una parte de españoles.

Gobernar es velar por el bienestar de un pueblo sin matices partidistas y atendiendo al bien común y dejando a un lado los sofismas y el resentimiento.

No se puede querer incrustar en una sociedad preocupada por la salud, la vida, el trabajo y la prosperidad, unos comportamientos que pertenecen a otras épocas, que han resultado fallidos o que han provocado el enfrentamiento entre ciudadanos de la nación y de diversas regiones españolas.

Racional es arreglar lo inmediato, el virus, demostrando eficacia, y no colocándose medallitas, mostrando soluciones eficaces y sabiendo rectificar, diciendo la verdad en todo momento. Lo contrario es torcer, una vez más el rumbo de la evolución de un país que ya ha tenido demasiadas luchas cainitas y utilizar el poder de forma un tanto errática, invirtiendo sumas considerables de ese dinero de los impuestos de todos los sufridores ciudadanos, estableciendo rutas de gasto arbitrarias favoreciendo a los que se creen hechos de otra pasta o bien se consideran ofendidos porque quieren dar la vuelta a una Historia que es inapelable.

La Ley de Memoria Democrática es una muestra de todo este lío mayúsculo que se planteará en nuestra querida España ,si la cordura no lo impide, porque es una invasión de la libertad que tienen todos para acudir al verdadero relato histórico que siempre fija las pautas de comportamiento de unos y otros cuando se enfrentan las ideas e incluso llegan a las manos desgraciadamente.

Resulta llamativo que los Departamento de Historia de las diferentes Universidades Españolas, hasta la fecha, no se han manifestado estableciendo algo que es sólo relativo al suceso histórico y que debe mantenerse para que los historiadores buceen en el pasado con entera libertad de ser acusados con etiquetas políticas que en este caso sólo se refieren a una parte, mientras que la otra queda exenta de calificación en un ejercicio más acorde con los usos tiránicos y dictatoriales. No se pueden mezclar hechos pasados que pertenecen al tiempo de trabajo de los profesionales de la Historia y que de una u otra manera se encargan de que salga casi todo a la luz, con intereses espúreos, faltos de reflexión y fines de concordia.

Nadie puede usar el poder para satisfacer sus ansías de mostrar algo que nunca se le otorga porque emane un halo especial, porque los superhombres no existen y la inteligencia práctica sirve para demostrar que el ser humano por mucho nivel que alcance en su trajinar social no llega a lo que la sabiduría universal posee.

Por eso siempre se debe respetar al pueblo que otorga el poder y no acudir a prácticas demagógicas que más tarde o más temprano sí que pasan a la Historia como lunares trágicos y negros en el devenir de los países.

España es un país precioso, siempre con andadura en un mar proceloso lleno de cainitas interiores y de traidores exteriores, que le colocan trampas inmensas en las que cae con demasiada frecuencia, si bien hay que decir que siempre el pueblo ha estado en su papel de contención, silente y activo cuando fue menester, aunque fuera traicionado casi siempre por sectores de sus dirigentes que después lo reconocerían en su exilio cuando ya la factura que se derivó de ello se sustanció ,como siempre en estos casos, con amplio número de muertos, tragedias familiares, hambre, desconsuelo y lamentos por todas las parte implicadas en las diversas contiendas fratricidas.

Esperemos que se recapacite y la racionalidad vuelva a brillar en este panorama absurdo y poco edificante y se deje el pasado a los investigadores.
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