Europa

José Álvarez de Paz
24/05/2019
 Actualizado a 10/09/2019
Los padres fundadores de Europa, transnacionales, progresistas, perseguidos por el nazismo o el fascismo todos ellos, soñaron con una Europa unida, solidaria, sin fronteras, en paz y abierta al mundo. Una Europa que en su historia moderna había vivido más de cien años de guerras que culminaron con la matanza más sangrienta de la Historia, la segunda guerra mundial. Desde entonces, año 1945, Europa vive en paz y con el más alto nivel de bienestar conocido.

Pero no es menos cierto que tres décadas de mayoría de gobiernos conservadores y el declive de la socialdemocracia han traído una Europa gigante en lo económico, enana en lo social, donde la menos desarrollada de las cuatro libertades fundamentales de los Tratados, es la libre circulación de trabajadores, frente al dominio de la libre circulación de las finanzas globales.

Esa es la asignatura pendiente de la Europa de los mercaderes, así lo denunciamos los socialistas españoles y su delegación en el Parlamento Europeo en un libro durante el último gobierno de Felipe González, publicado en Madrid.

Hoy Europa parece que al fin ha tomado conciencia de un grave problema que no ha estado hasta ahora en su agenda de máximas urgencias, la llamada Europa vacía, o pérdida de población que afecta muy especialmente al sur de la comunidad, con ayuntamientos donde el actual alcalde es el último de los nacidos en el municipio hace treinta años y muy particularmente a la provincia de León donde el noventa por ciento de los Ayuntamientos tienen menos de mil habitantes y a las comarcas mineras especialmente golpeadas por la crisis energética y el cambio de estrategia comunitaria, por otra parte inevitable y necesaria, la transición verde. Los jóvenes bercianos emigrados en las últimas décadas en busca de trabajo, no caben en el Toralín.

Algunos ayuntamientos con servicios mínimos aceptables, animados por las nuevas perspectivas europeas, orientan ya sus programas electorales hacia la revitalización de sus centros escolares y la captación de nuevos vecinos, el regreso de los que se fueron o la llegada de otros. Así lo han hecho los socialistas de Noceda del Bierzo, animados también por la presencia previsible del leonés García del Blanco en el próximo Parlamento Europeo, que sin duda será un buen embajador de León en Bruselas.

El problema crónico de las elecciones europeas es la abstención, olvidando que la mayoría de las decisiones económico-sociales que nos afectan se toman en Bruselas y también en Valladolid donde una mayoría absoluta del PP ha venido impulsando desde hace treinta años el desarrollo del eje Valladolid-Burgos en detrimento del Oeste olvidado.

Después de sucesivas campañas electorales, algunas muy vociferantes, eso que los neurobiólogos llaman la fatiga central cerebral puede ser otro peligro añadido, que lleve a algunos electores a dormir una siestina de descanso el domingo en vez de acercarse a cumplir con el deber cívico, aun sabiendo que el voto del último vecino es tan importante y quizá decisivo como cualquier otro, de acuerdo con el pensamiento del poeta sefardí Sem Tob: no por haber nacido en mal nido es peor el ‘açor’.

José Álvarez de Paz es Diputado de honor del Parlamento Europeo.
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