Estos tragos para el que los pasa

06/10/2021
 Actualizado a 06/10/2021
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«Estos tragos para el que los pasa», dice con sonrisa muy pícara el paisano mientras levanta el porrón y el chorro de vino cae lentamente camino del gañote sin perderse ni una gota.

– ¡Qué asco más rico!; remata, poniendo los pies encima de la silla, no como gesto de poder y confianza entre magnates sino por salud, «me dice el médico que lo haga que es bueno para la circulación... claro que también dice que es malo el vino y no le hago caso. No se les puede hacer caso en todo, en unas cosas sí –poner los pies en alto– y en otras pues no –dejar el vino–».

Y se queda tan pancho.

El paisano, ‘marañón’ de raza, se llama Camilo del Molino, es pequeñín de estatura, recogido más bien, y muy grande en todo lo demás: conversación distendida, ejemplar vida trabajo, alegría de vivir y conformidad con las pequeñas cosas. «Estos tragos para el que los pasa... Y ahora un poco de hígado de Josu y que salga el sol, si quiere y si no que nieve, que para estar a techo tanto da. Otra cosa sería cuando tenía que ir andando hasta las minas de mercurio».

Camilo dicen que es su nombre pero nadie se lo desgasta en Maraña pues nadie lo utiliza. «Aquí somos muy de motes y yo para todos soy Chile».

– ¿Conoces Chile?

– Lo tengo visto en el mapa.

Resulta que el mote le viene de una gracia de su padre, que debía cultivar la misma sorna que él y cuando le decían que el rapaz era algo pequeño se revolvía: «¿Pequeño Camilín? Si es más grande que Chile».

¿Qué llevaba al paisano a tomar Chile cómo unidad de medida?A saber, pero en Maraña casi nada es lo que parece, la realidad se cubre con el manto blanco de la nieve y lo que queda son tragos. Para el que los pasa.
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