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Estimado sr. Rajoy

23/01/2018
 Actualizado a 10/09/2019
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Los tiempos de Mr. Marshall son ya muy lejanos. Aquella España de sometimiento psicológico en la que el pueblo trabajador, perdido ya su afán revolucionario y de construcción de una sociedad justa e igualitaria, esperaba paciente y humilde las dádivas de los poderosos dicen que ya no existe. Vivimos en una democracia moderna, en un sistema político en el que todos y todas somos iguales ante la ley, ante los tribunales, ante el fisco, y también ante el ojo escrutador del periodismo. No hay razón, al parecer, para pensar otra cosa.Es por ello que su visita, sr. presidente, no deberíamos considerarla como una de aquellas fastuosas giras con las que la monarquía británica regalaba a sus colonias, repartiendo sonrisas y saludos, anuncios de obras de caridad, mejoras sociales y promesas solemnes de encontrarse siempre en lo más profundo del corazón de sus amorosos y benevolentes monarcas. No, en este Estado moderno y avanzado, ya no existe ese tipo de populismo paternalista.Usted, sr. presidente, llega hoy a León a pronunciar las palabras justas de un desagravio. Viene a reconocer su involuntario lapsus y a decirnos que somos cuna del Parlamentarismo, algo de lo que muchos leoneses y leonesas se enterarán por su amable gesto. Es probable que su anuncio se acompañe de otros cargados de augurios de un futuro mejor para esta tierra. Quién sabe si sobre la Ciudad del Mayor, o sobre el futuro de las cuencas mineras, o sobre un nuevo proyecto de una multinacional de la que antes nunca habíamos oído hablar. Pero en ningún caso todo ello podrá considerarse como regalos y abalorios que se entregan a las colonias. Eso no cabe en la España de hoy. En la tierra de las tasas de actividad irrisorias, del exilio para buscarse las habas, de la despoblación y del descenso a la segunda división de los pueblos de España, nos recordará que estamos en el corazón de nuestros gobernantes y que ocupamos simbólicamente una cuarta parte del escudo de la nación. Y eso ha de bastarnos. Porque estamos en un Estado moderno y aquí las cosas se ganan con esfuerzo y se reparten con escrupulosa equidad.No, señor presidente. ¿Cómo va a ser usted igual que Mr. Marshall?
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