Esther Bajo: "Duelo es una forma de mirar al dolor cara a cara"

La periodista y escritora recoge en su última publicación una serie de poemas surgidos de su experiencia personal tras la muerte de su marido, José Luis Estrada, y su madre

Miriam Badiola (Ical)
29/08/2020
 Actualizado a 14/08/2023
Esther Bajo firmó ejemplares de su poemario 'Duelo'. | CARLOS S. CAMPILLO (ICAL)
Esther Bajo firmó ejemplares de su poemario 'Duelo'. | CARLOS S. CAMPILLO (ICAL)

La periodista Esther Bajo presentó el pasado jueves en el café Bellas Artes de León su poemario ‘Duelo’, en el que «más allá de ser una reflexión, se ahonda en el sentimiento que provoca la muerte y concretamente la de un ser querido».

Bajo elabora así una colección de poemas bajo un título, ‘Duelo’ que, tal y como asegura, «se hace referencia a las tres acepciones de la palabra»; es decir, «el tiempo que sigue a la muerte de un ser amado, la primera persona del presente del verbo doler y un reto o combate».

En cuanto a la primera de las acepciones, la periodista y escritora asegura que con el libro se pretende «ahondar en un sentimiento a contracorriente, porque el dolor está mal visto en la actualidad», de manera que mientras que «cuando muere un ser querido la gente lo primero que hace es acudir a un psicólogo para intentar quitar ese dolor y combatirlo o se toman cualquier tipo de drogas, antidepresivos o ansiolíticos», con ‘Duelo’ se pretende «superar el dolor pero de forma contraria, ahondando en él, no para recrearse sino para comprenderlo, porque profundizar es la forma de conocer las cosas y conocerse a sí mismo».

Por lo que se refiere a la palabra duelo como sinónimo de combate, Esther Rojo pretende «retar a la muerte, a la que en esos casos te mira cara a cara y que será siempre algo inexplicable pero que evidentemente que hay que afrontar».

De esta forma, la periodista recoge en ‘Duelo’ una serie de poemas surgidos de su experiencia personal tras la muerte hace ocho años de su marido, José Luis Estrada, al que se refirió como el amor de su vida, así como al fallecimiento seis meses después de su madre, de quien recordó que eran sus manos y sus piernas, tras lo que inició «un proceso de profundizar y vivir muy intensamente el duelo» para lo que escribir los versos que componen el poemario fue «una forma de ahondar en el dolor y mirarle cara a cara».

Sin embargo, «no son poemas con el mensaje de que la vida es bella y tienes que vivir de todas las maneras, porque no tiene nada que ver con los libros de autoayuda que piden evitar el dolor, venirse arriba o resisitir», sino que «no pretende superar nada, es un duelo, mira a la muerte y no evita pensar en ella ni el dolor que provoca, porque es parte de la vida».

«Alguien dijo que el dolor es la forma más completa del amor, por lo que igual que no evitamos el amor, aunque en este tiempo se tiende a menospreciar la forma de buscar el amor, tampoco hay que evitar el dolor», apuntó Esther Bajo, para quien el libro «no es una ayuda para superar la tragedia que estamos viviendo con tantas personas que mueren en soledad», pero sí puede aportar «la empatía al compartirlo y quizá se sientan identificados con las sensaciones y ese dolor que no es nostalgia o melancolía o un sentimiento pasivo, sino un sentimiento activo que abraza y empuja a seguir hacia delante».

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