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Este año cayó así

02/05/2022
 Actualizado a 02/05/2022
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La fecha de ayer contenía una metáfora que amalgamaba el Primero de Mayo, el Día de la Madre y un sinfín de romerías y tributos a diversas advocaciones marianas. Vírgenes, madres y trabajadoras, ensalzadas al unísono por un capricho del calendario. Es lo que tiene fiar al ciclo solar la conmemoración de las efemérides. Tampoco el lunar es menos travieso. La primera luna llena de la primavera hizo coincidir este año la noche de Jueves Santo y el Entierro de Genarín –acontecimientos indisolubles– con el aniversario de la consagración de la II República Española.

Lo anterior va en lo que atañe a la vida social, que en lo privado cada cual guarda para sí sus felices o infelices coincidencias, muchas veces como explicación plausible de unos hechos que, a buen seguro, no guardan relación alguna, pero somos animales narrativos y necesitamos construir un relato para movernos por este mundo. Por ejemplo, mi cumpleaños coincide muchas veces con la fiesta del pueblo, lo cual es signo de veneración por parte de mis paisanos, la misma que, siguiendo esta lógica, le guardan a mi sobrina y al marido de una prima de mi padre porque comparto con ellos el aniversario de nuestros respectivos nacimientos. También en mi cumpleaños me llegó una carta de aceptación en el Colegio Mayor y tres años después una de ruptura –no del Colegio Mayor, sino de una colegial–. El día que se nubló mi futuro como periodista murió mi abuelo y se despejó, precisamente, con la primera luna llena de la primavera.

Volviendo al colectivo, esta fantasiosa comunidad marca su festivo autonómico el Día del Libro, 23 de abril, cabo de año de Cervantes y Shakespeare, que seguro que hubieran hecho buena comedia del hecho. «Este año cayó así», se suele decir. En base a ese axioma, me atrevo a vaticinar que este año tendremos que votar el 28 de diciembre y no me refiero a las Generales, sino a las Municipales. Todas las señales apuntan a ello.
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