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¿Estará a la altura nuestra clase política?

25/03/2020
 Actualizado a 25/03/2020
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Pocos se aventuran a analizar y prever el futuro incierto que se nos presenta en estos momentos en materia económica. La salud ocupa los titulares, como no debe ser de otra manera; pero tenemos que vigilar la economía, puesto que ella marcará nuestro futuro cortoplacista.

Durante la última perturbación económica, se apostó por políticas de austeridad, que hoy sabemos fueron erróneas, que provocaronun aumento de paro sin precedentes y momentos de máxima dificultad para los más vulnerables.

Economistas de Harvard, Carmen Reinhart y Kenneth Rogoff, se aventuraron equivocadamente a plantear que, un endeudamiento de más del 90% era considerado como un punto de inflexión para la deuda pública de los países, y que superar ese punto de inflexión produciría una caída en picado del crecimiento económico.

Hoy sabemos que no estaban en lo cierto, pero en ese momento de crisis generalizada, llevó que multitud de Gobiernos tanto de izquierdas como de derechas de todo el mundo a aplicar políticas económicas de contención y cayesen con ellos en el error de cálculo.

La gran depresión de 1930 tuvo su cura definitiva mediante el Plan Marshsall; fue una guerra destructiva la que provocó que se crease dicho plan, un sistema que duró cuatro años y dio liquidez a los países europeos, para que creasen de nuevo unas estructuras fuertes y solventes. Hoy, es predicada por muchos, como la solución al problema.

Se repite cíclicamente y en cierto modo la misma situación que en otras recesiones. Un parón de las economías mundiales durante meses, que generará un aumento de los porcentajes de desempleo sin precedentes, una perturbación desconocida en sus consecuencias totales para la mayoría de nuestros políticos.

Muchos, han salido durante los primeros días de parón económico en diferentes medios exponiendo que:

«La recuperación del frenazo de la economía iba a ser en forma de V argumentando sin casi datos, que el mercado y el empleo volverían a su situación anterior de forma rápida y automática».

Pero todos los indicadores apuntan a que estamos ante una recuperación en forma de U en la que los niveles de crecimiento van a pasar a índices negativos en muchas de las grandes economías mundiales, y por tanto van a generarse aumento de los porcentajes de personas desempleadas en todos los países afectados.

Las empresas tendrán que someterse a una nueva tesitura, compitiendo en mercados cambiantes y agresivos, contra otros países en su misma situación, y donde algunas de lasviejas alianzas quizá habrán caducado. En este contexto, habrá grandes inversores buitres que buscarán beneficios entre las quiebras de muchas empresas que no lograrán evitar el cierre, con intención de especular a corto plazo, y también habrá ‘picaresca’ empleada en muchas empresas para regular el número de sus empleados, o desprenderse de aquellos que no necesitan. Sin ánimo de ser pesimista, la pregunta es sencilla:

¿Estarán nuestros políticos preparados para afrontar esta nueva situación?

Casi todos tenemos la respuesta, pero no nos aventuremos a adelantarla.

Nuestras personas ‘importantes’ (nuestros políticos) jugarán sus cartas en macro economía. Tendrán que dilucidar si la fórmula favorita del Premio Nobel de Economía, Paul Krugman, basada en la interrelación del modelo:

‘IS-LM’

Esto es, traducido: Inversión-Ahorro y Liquidez-Dinero, muy tedioso y largo de explicar (el que quiera puede buscarlo en Google, que ahora tenemos tiempo); pero tiene que ver mucho con el empleo y los incentivos para crearlo, donde la economía se basa en la premisa de que los mercados financieros son muy inestables; premisa difícil de refutar después del estallido de la última crisis económica.

Nuevamente podemos estar ante la pregunta tan repetida:

¿Cómo no lo vieron venir si era tan claro?

Y para no llevarnos a equívocos, todo apunta a que, si no se toman medidas efectivas a tiempo, la recesión puede durar años; medidas que pasan por que los Bancos Centrales emitan liquidez a los mercados, liquidez que obviamente aumentará la deuda de los países y aumentará la inflación, una inflación que tendrá que controlarse con políticas fiscales adecuadas y con las subidas de los tipos de interés con suficiente margen para regularse (apartando de un plumazo los falsos Mitos de la Austeridad), es decir:

No bastará con realizar un nuevo Plan Marshall. Si será necesario inyectar mucho dinero, pero deberán conjugarse diferentes políticas económicas, de derechas y de izquierdas, en cada caso, y adaptando las diferentes decisiones conforme se vayan sucediendo las diferentes circunstancias, para que ese dinero sea bien empleado en cada momento, y no se evapore en contiendas políticas del: «Y yo más».

Es de recibo, que nuestras ‘Personas Importantes’ comiencen a plantearse ya estas cuestiones para que, llegado el momento, estemos preparados lo suficiente y coger el toro por los cuernos, no vaya a ser que el que nos empitone sea él. Y tengan en cuenta que si hacen muy mal su trabajo, existe una forma de L para definir la recesión que se mantiene durante años con indices de entrada en depresión.

Para algo servimos los Politólogos y los economistas, luego, ‘Personas Importantes’, no digan que no se lo habíamos dicho.
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