18/06/2020
 Actualizado a 18/06/2020
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Castilla y León vuelve a dar un ejemplo de responsabilidad con el Pacto por la Reconstrucción firmado por las principales fuerzas políticas. Junto con Aragón marca el camino al Congreso de los Diputados para escalar el consenso que reclaman sin éxito los ciudadanos. El Gobierno de coalición y el PSOE han conseguido tras una negociación discreta acordar desde el desacuerdo. Tan solo se han descolgado Vox y la UPL como crítica a que se les intentase sumar en el último momento. Aun así Castilla y León mantiene el listón de entendimiento de sus legislaturas de acuerdos de diálogo social que ha demostrado el compromiso con la tierra de los políticos de aquí, que contrasta sobremanera con el espectáculo de la crispación nacional aunque dejaran atisbos de luz en la última sesión de control en el Senado.

Toda negociación exitosa implica cesiones, el resto es fracaso o pantomima. Sin embargo ese verbo (ceder) está en la lista de los proscritos en los manuales actuales de comunicación política. El pacto debe ser un triunfo por sometimiento, repiten los gurús. Así la semana previa a parir el pacto la estrategia tanto de PP - Ciudadanos como de PSOE fue proclamarse vencedores, que de ser así, deberían haberse llamado Capitulaciones por la Reconstrucción. Los socialistas pregonan que la Junta rectifica y reabrirá los consultorios rurales, vicepresidente y consejera se Sanidad niegan que se hayan cerrado, el PSOE insiste en alardear de la reapertura y el presidente Mañueco espeta a Tudanca que ‘por fin’ se ha enterado que están abiertos con triaje en cita previa que resulta ser el modo de estar abiertos del que presumen los socialistas. Un ridículo trabalenguas incomprensible e innecesario que socava la credibilidad y la relevancia de un consenso histórico. La generosidad política no vende (también está entre lo prohibido) pero es la generosidad de todos el único camino para superar la crisis y la pandemia.
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