14/09/2019
 Actualizado a 19/09/2019
Guardar
Comienza un nuevo curso. Ya hemos recogido las maletas, nos hemos abastecido de energías renovadas. Nosotros, los ciudadanos de a pie, estamos dispuestos a hacer los deberes otra vez. El caso es que cuatro meses después, nuestro país sigue estancado. Son los responsables de su gobierno quienes no terminan de hacer sus tareas. Es como si el maestro se negase a dar clase. El mundo al revés. Quienes deberían dar ejemplo se enzarzan en sus propias broncas. Nada se mueve. No avanzamos. Parece que sí pero no. España se limita a sobrevivir. Sin reformas, sin ideas, sin avances.

Basta con cruzar la frontera más próxima para comprobar que esta situación no debería asumirse como algo normal. Otros países tienen gobiernos. ¡Sí, gobiernos! Y son capaces de buscar soluciones en coalición. Sus políticos se agrupan y toman decisiones. Portugal, por ejemplo, elijo al país vecino porque acabo de visitarlo, aunque tiene sus grietas, como todos, y mil cosas por mejorar, crece sin demora. No se ven en sus ciudades y pueblos locales cerrados. Hay vida. Inversión creciente. Buen rollito. Incluso se dice que ya muchas empresas españolas están migrando al país luso. Mejores condiciones. Menos burocracia. Menos recortes. Apoyo a emprendedores. El mismo sol, pero más educado. Portugal e Irlanda, desoyendo un poco a Europa, se están levantando. Progresan día a día imparables mientras nosotros seguimos estancados.

Señores diputados, nos han dejado claro que no son capaces de afrontar una nueva legislatura. Y unas nuevas elecciones no van a solucionar el problema. Son ustedes insensatos, irresponsables, una jauría de niños mimados. Son un lastre. Váyanse todos y dejen paso a personas nuevas con sentido de Estado, digno coeficiente intelectual y ganas de hacer bien las cosas, personas que crean en lo que hacen y que huyan del apoltronamiento. No son el segundo problema que tenemos, como dicen las encuestas. Son el primero.
Lo más leído