05/02/2023
 Actualizado a 05/02/2023
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Tremendo quilombo, oiga, con lo del policía nacional que yació en ayuntamiento carnal con varias componentes del independentismo catalán con el fin de sonsacarles información sobre sus proyectos separatistas.

Aquí se abren varios frentes. El primero, sobre si es ético el espionaje en situaciones de conflicto para obtener determinados fines. Bien, basta con ver un par de películas como ‘Munich’ (Steven Spielberg, 2005), para saber que sí, que da igual 8 que 80, que el fin justifica los medios y que cuando mandan hacer esto, se hace.

La otra cuestión es si es violación engañar y engatusar. Otro melón interesante que se abre aquí. Podríamos decir que, desde que el mundo es mundo, individuos de uno y otro sexo han utilizado la Estafa (permítaseme el uso de mayúsculas) para llegar a la tan ansiada coyunda. Unas veces se trata de mimetizarse con la presa (o la aliada, según se vea), estudiar sus movimientos y aprovechar sus debilidades para el tan ansiado intercambio de cromosomas, antaño con un fin reproductivo y expansor de la genética y hoy con un más modesto y egoísta motor del placer y el amor propio.

El maquillaje, la fabricación de patrimonios inventados o de inquietudes sociales y culturales, forma parte de la historia de la danza del apareamiento en los seres humanos. Igual que el pavo real, un pajarraco que apenas pesará un par de kilos una vez desplumado, es capaz de intimidar al tigre y embelesar a la pava, los homínidos bípedos han echado mano de múltiples recursos para clavar la bandera o absorber territorios ajenos. A todo el mundo nos han prometido el oro y el moro, a ‘todes’ se nos han presentado con las mejores galas con un fin, bajo, último y rastrero.

El problema es cuando descubrimos que lo falso es más real que lo verdadero. Cuando todo lo que nos han jurado y perjurado se diluye frente a lo que nos asegura un ‘notas’ con aliento a anís respirado en un tugurio a las cinco de la madrugada. Cuando se desintegran nuestros cimientos y firmes convencimientos. Tengo ya más años que una vereda para saber que bastan cinco minutos de palique para que se rindan los fosos más insalvables, para que las posiciones ideológicas más opuestas se reconcilien, para que los enemigos más salvajes parezcan los socios más deseables.

‘Semos asín’. Los seres humanos podemos parecer bastiones inexpugnables, pero basta que nos toquen ese botón ahí abajo, acaso el más básico, para que nos derritamos como la Malvada Bruja del Oeste en ‘El mago de Oz’.
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