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Estado de naturaleza

11/10/2017
 Actualizado a 18/09/2019
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Aunque uno preferiría vivir, como anhelaba Quevedo, retirado a la paz de los desiertos, con pocos pero doctos libros juntos, comprendo la envidia con la que Lope de Vega criticaba a aquellos hombres «que no saben quién vive pared en medio», a quienes «sin ser pobres ni ser ricos, tienen chimenea y huerto; no los despiertan cuidados, ni pretensiones ni pleitos; ni murmuraron del grande, ni ofendieron al pequeño; nunca, como yo, firmaron parabién, ni Pascuas dieron». En la medida en que somos ciudadanos, no podemos desentendernos de la cosa pública. Para quienes así lo hacían, los griegos reservaban el calificativo de «idiota». Eso sí, sería conveniente que al tratar de política, prevaleciera la razón sobre la pasión.

Quevedo y Lope, dos genios a caballo entre los siglos XVI y XVII, siglos en los que Europa se vio asolada por las llamadas Guerras de religión, que en realidad eran guerras alentadas por los nacionalismos incipientes. En cualquier caso: guerras. En este contexto histórico es fácil comprender que un filósofo como Hobbes, desarrollara la teoría del ‘contrato social’. Para este pensador, la sociedad no es algo natural, sino una creación del ser humano. Antes de la sociedad los hombres viven en lo que llama «estado de naturaleza». En el ‘estado de naturaleza’ los seres humanos son naturalmente iguales y absolutamente libres, pero esta libertad y el deseo de dominación sobre los demás, conduce a una guerra de todos contra todos, no hay propiedad, justicia ni injusticia y «la vida es asquerosa, brutal y corta».

Para salir de esta situación, se reúnen en comunidad y mediante un ‘contrato social’, acuerdan limitar su libertad personal transfiriendo la autoridad a un cuerpo soberanoque debe garantizar la paz y la seguridad. «La finalidad de la coerción a la que los hombres se someten es librarse de la guerra universal».

Por tanto, fuera de la Ley no existe ningún derecho, es la Ley quien los crea, otorga y protege. Saltarse la Ley conduce a la barbarie. La Ley es quien conforma nuestras libertades. Fuera de la Ley somos igual de libres que las bestias, es decir, con la libertad del más fuerte. Obvia añadir que la Ley también establece los procedimientos para ser cambiada.

Y la semana que viene, hablaremos de León.
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