29/04/2018
 Actualizado a 18/09/2019
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En España tenemos un Código Penal en algunos aspectos blando y deficiente, un sistema penitenciario que con sus reducciones, sus permisos y sus terceros grados se ríe de las condenas, un colectivo de jueces en el que hay de todo y en el que un acusado corporativismo impide separar el grano de la paja, y un poder político obsesionado por controlar el Consejo General del Poder Judicial. Si fuéramos capaces de remover toda esta maraña en la que ha degenerado el Estado de Derecho, hallaríamos que debajo se encuentra, enterrada y moribunda, la pobre Justicia.

No voy a dedicar una sola línea a exponer por qué la sentencia de la manada es una ignominia. No merece la pena entrar en el juego de los tecnicismos jurídicos ni descender a lo escabroso, porque para llegar a esta conclusión basta un mínimo sentido de la Justicia.

No se dejen engañar por quien les diga que no pueden opinar porque no se han leído los trescientos folios de la sentencia, o porque no conocen los complicados mecanismos de la Ley. Ninguna de las dos cosas es necesaria para afirmar sin ambages que un crimen repugnante y gravísimo ha quedado falto de un castigo mínimamente proporcional. La Justicia ha perdido, los delincuentes han ganado, y las víctimas, la última de las cuales siempre es la sociedad, han resultado humilladas. No me digan que no les suena. Y encima la gente no se puede quejar porque para ello es necesario leer un bodrio de sentencia de trescientos folios y estudiar Derecho ¡venga ya!

La nuestra es hoy una sociedad más injusta que la semana pasada como consecuencia de la sentencia de la manada, y más injusta que hace unas semanas porque un tribunal condenó a un anciano que disparó contra un delincuente que estaba asaltando su casa y agrediendo a su esposa, y mucho más injusta que hace unos meses porque determinados partidos políticos, siempre dispuestos a despreciar a las víctimas y a apoyar al delincuente decidieron promover la derogación de la prisión permanente revisable, los mismos que ahora exigen una reforma urgente del Código Penal en materia de delitos sexuales. Y muchísimo más injusta que hace unos años, porque un Gobierno indigno decidió soltar a Bolinaga.

Y ustedes dirán que no pueden hacer nada. Yo me permito recordarles que hay elecciones casi cada año, que los responsables de haber secuestrado a la Justicia para colocar en su lugar esta caricatura de Estado de Derecho van a pedir su voto, y que las manadas, desde que el mundo es mundo, se alimentan de los rebaños.
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