"Esta obra es un primer paso para abrir nuevas vías de investigación"

Vanessa Jimeno Guerra es doctora en Historia del Arte y coautora junto al profesor Joaquín García Nistal del libro ‘El retablo renacentista en el este de León’ que La Nueva Crónica ofrece este domingo a sus lectores por 9,95 euros con la adquisición del ejemplar del día

Joaquín Revuelta
26/02/2022
 Actualizado a 26/02/2022
Vanessa Jimeno Guerra es doctora en Historia del Arte y coautora de ‘El retablo renacentista en el este de León’.
Vanessa Jimeno Guerra es doctora en Historia del Arte y coautora de ‘El retablo renacentista en el este de León’.
La Nueva Crónica ofrece este domingo a sus lectores por 9,95 euros con la compra del ejemplar del día un nuevo libro de su colección, ‘El retablo renacentista en el este de León’, del que son autores los profesores de Historia del Arte de la Universidad de León, Vanessa Jimeno Guerra y Joaquín García Nistal, en cuyo estudio se recogen y analizan los diez retablos de otras tantas localidades del este de la provincia de León que conforman una ruta de indudable interés turístico.

Para Vanessa Jimeno, doctora en Historia del Arte y profesora asociada de la Universidad de León, una publicación como la que La Nueva Crónica ofrece este domingo a sus lectores tiene un indudable valor por la ausencia de estudios previos sobre el retablo renacentista leonés, lo que no sucede por ejemplo con el barroco. «En primer lugar lo que queremos con esta publicación no es solo aportar un estudio al retablo del Renacimiento en la provincia de León, que desde luego este libro esperamos que sea como un primer paso para futuros acercamientos y futuros estudios más extensos que se puedan hacer sobre cada uno de estos retablos, sino que como historiadores del arte pensamos que tenemos una obligación moral con el patrimonio y en nuestra condición de leoneses con el patrimonio de León. Entonces pretendemos ponerlo en valor, darlo a conocer, divulgarlo y en cierto modo recompensar un poco a los habitantes de los pueblos que son desde luego los que se han molestado en que este patrimonio, que les pertenece, se recupere en algún sentido. Lo que pretendemos con la obra es eso, cubrir esa laguna, pero al mismo tiempo que estos retablos estén por lo menos estudiados, aunque no sea en profundidad, porque, como bien sabes, se trata de una guía y en una guía no podemos quizás extendernos todo lo que nos gustaría, pero que sirva también como un primer paso para abrir nuevas vías de investigación hacia estas obras», sostiene la profesora Jimeno Guerra, para quien el artífice de esta iniciativa que ha dado pie a la publicación de La Nueva Crónica ha sido Jesús Revilla. «Supongo que como habitantes de la zona que son conocen pues lo que hay en cada uno de estos pueblos y se dan cuenta de que existe un patrimonio importante que es desconocido fuera de su ámbito. Entonces ellos mismos, a través de la Asociación Cultural Balle de Scapa, promueven la creación de una ruta que incentive un poco también el tránsito de personas a nivel cultural en sus pueblos. Cuando nos comentan el proyecto, pensamos que es muy buena idea crear algún tipo de apoyo textual a la ruta, porque una ruta sin un contenido de texto de información pues pierde mucho valor. Entonces fue como digo una propuesta de esta asociación y nosotros desde luego la aceptamos de sumo agrado porque todo lo que sea poner en valor el patrimonio leonés pues estamos muy comprometidos con ello».

A la pregunta de qué circunstancias históricas, sociales o económicas han concurrido para que se dé este fenómeno artístico en una zona concreta de la provincia de León, la profesora Jimeno Guerra quiere dejar claro que los retablos renacentistas de la provincia de León no solo aparecen en esa zona sino que se encuentran retablos en otros muchos lugares. «Lo que ocurre es que muy posiblemente muchos de los artistas que estaban trabajando en este momento se encontraban en esta zona, bien porque han recibido el encargo de una iglesia determinada pues porque tienen un nivel económico en ese momento que les permite contratar la obra de un retablo y de hecho, como se puede ver en el libro, entre algunos de los retablos existen ciertas similitudes que incluso nos podría hacer pensar que se trata del mismo artista el que ha trabajado en los dos retablos», sostiene la profesora asociada de la ULE, para quien «es muy posible que un artista al comenzar una obra en un pueblo posteriormente fuera contratado por el pueblo de al lado. Pero no tenemos una documentación al respecto que nos permita hacer otro tipo de argumentación».Siendo un trabajo conjunto y casi siempre muy bien coordinado entre artistas de diferentes disciplinas, preguntamos si es posible reconocer la huella de un determinado maestro. «Los artistas de los que estamos hablando en estos retablos no son artistas de primer orden. No es un Juan de Juni, no es un Gaspar Becerra, pero sí que es verdad que muchos de ellos se formaron en los talleres de estos maestros. Es por ello que podemos encontrar características en las obras que nos recuerdan como digo a estos escultores mayores. Pero es un trabajo coordinado completamente. No es que nadie lleve la voz cantante en el retablo, sino que todos trabajan al unísono para poder llevarlo a cabo». A la pregunta de si desde el punto de vista del valor artístico se debe poner el acento en alguna de las distintas disciplinas (arquitectura, pintura, escultura) que convergen en un retablo, Vanessa Jimeno considera que todos los retablos son muy diversos entre sí. «Podemos decir que en conjunto puede haber retablos de mayor calidad o de menor calidad, pero cada uno de los retablos tiene sus propias singularidades que lo hacen único y particular. Es verdad que en algunos retablos destaca quizás más la escultura que la pintura y viceversa o incluso la mazonería. Pero no podríamos destacar una disciplina concreta en los retablos por norma, sino que como digo cada uno tiene sus propias singularidades, aunque es verdad que los hay de mejor y de peor calidad, lógicamente, pero todos ellos aún así forman parte de un patrimonio muy importante», asegura Jimeno Guerra.

Atendiendo a la cronología de los distintos retablos del siglo XVI, en algunos se percibe aún la influencia del gótico y en otros, los más tardíos, ya aparece la huella del barroco. «Por supuesto. El retablo de Villaselán presenta una estructura que responde bastante al gótico tardío. Es uno de los primeros retablos cronológicamente hablando de esta ruta. Incluso ya no solamente en estilo. Muchas veces, como antes comentaba, parece que el estilo en cuanto a pintura o escultura se asemeja bastante también al de algunos artistas conocidos y es verdad que coincide muchas veces en fecha que ese artista pues estuvo trabajando por la provincia de León. Por lo tanto las similitudes siempre responden a unas coincidencias cronológicas», sostiene la profesora Jimeno.

Sobre el sistema de trabajo que ambos profesores de la Universidad de León han utilizado para dar forma a la publicación ‘El retablo renacentista en el este de León’, Vanessa Jimeno comenta que «el profesor García Nistal y yo nos hemos repartido el trabajo al cincuenta por ciento, pero aunque cada uno de nosotros ha trabajado en un grupo de retablos en concreto, luego hemos puesto en común absolutamente todo. Yo he revisado el trabajo de Joaquín y él ha revisado mi trabajo. Yo le he podido hacer añadidos a Joaquín o alguna corrección y viceversa. Aunque cada uno de nosotros nos hemos centrado en un retablo, ha sido un trabajo completamente de equipo, porque al final él ha trabajado en los míos y yo en los suyos». Sobre el nivel de conservación y la evolución que han llegado a experimentar a lo largo de los siglos los diferentes retablos objeto de este estudio, la profesora de la Universidad de León, Vanessa Jimeno Guerra, cree que sin documentación que lo confirme «no podemos afirmar cómo era el retablo en su origen y si ha variado a día de hoy. Sí es verdad que hay algunos ejemplos entre los que sí vemos que ha habido un movimiento en las tablas pictóricas, porque quizás iconográficamente el ciclo que se representa, el orden que siguen las pinturas no es el que aparece a día de hoy en el retablo. Eso a lo mejor nos indica que se ha tenido que realizar en el retablo algún tipo de reparación en algún momento de su historia y al desmontarlo y volver a montarlo las tablas se han movido de sitio. O en algunos vemos que hay una mazonería barroca mientras que lo que pertenece a la pintura es más renacentista. Posiblemente esta mazonería renacentista fue sustituida por una barroca posteriormente.  También es verdad que algunos de ellos han sufrido restauraciones, algunas más acertadas que otras, y eso también ha variado lógicamente el aspecto original del retablo. Pero más datos sobre eso no podemos aportar». A la pregunta de si las esculturas han experimentado también variaciones, la estudiosa de la ULE asegura que «en las esculturas no hemos notado esas diferencias tan acusadas como en la pintura, pero en algunos de ellos sí que faltan piezas. Creo recordar que en el retablo renacentista de Villaselán sí que faltan algunas esculturas que debieron ocupar algunas de las calles centrales, porque como bien decimos las calles laterales siempre se destinaban a la pintura y las centrales a la escultura», comenta la profesora Jimeno Guerra, que también se refiere a la figura del sagrario, que va a ocupar un lugar determinante en la configuración de los retablos. «En algunos casos lo que hicieron fue alterar la estructura del retablo con el fin de encajar esa pieza en la propia mazonería y otros más fueron adosados a la estructura arquitectónica».

Los retablos tampoco se han librado del expolio que a lo largo de la historia ha experimentado el patrimonio  religioso. «Los retablos han sido una de las piezas de las iglesias más expoliadas. De hecho se pueden ver en muchísimos mercados y ferias de antigüedades como lo que se venden son quizás columnas que a simple vista es evidente que han pertenecido a un retablo, o algún tipo de remate, o alguna escultura. En el caso de los retablos del este de León ignoro si han sufrido algún tipo de expolio, pero sí es un elemento fácil de expoliar», confirma la profesora de arte.

El movimiento turístico que se ha generado en torno a la ruta de los retablos renacentistas del este de León Vanessa Jimeno lo valora de manera muy positiva. «Sin duda. No tenemos que olvidar que el patrimonio cultural es también un dinamizador económico. Al poner en valor una parte de nuestro patrimonio nos beneficiamos todos, porque se beneficia la gente de los pueblos al recuperar algo que formaba parte de su pasado, de su historia, de su identidad, y se benefician por supuesto el resto de los habitantes en este caso de la provincia o de cualquier parte de España que vengan a visitarlo, porque están contemplando un patrimonio que si no fuera gracias a esta ruta pues sería desconocido y por supuesto siempre los visitantes a los pueblos van a generar un beneficio económico, aunque sea tomándose un café en el bar del pueblo. La cultura hay que verla también como un elemento dinamizador, es muy importante invertir en cultura por esa razón, porque deja mucho dinero», concluye Jimeno.
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