Esta noche ha llovido, mañana...

Esta noche ha llovido, mañana hay barro… dice la añosa canción. Ha llovido sin sobresalto, con mansedumbre, tranquilamente, esperable. El calendario nos lo había anunciado y como siempre en la modernidad suele acertar. Agua sana, buena, amigable, saciadora de la sed de los castaños en tanto un poco menos necesaria para el viñedo, ya más hecho. Eso esta noche, que por si el agua fuese yo feliz este jueves, sin embargo no por las noticias que me alcanzan sobre el coronavirus que sigue haciendo de las suyas en todo el mundo.

Y sin salirnos de España, Madrid, Madrid, la del chotis y la pradera de San Isidro o el oso y el madroño es caso bien maléficamente aparte. Pues lejos de aminorar los afectados siguen al alza y los gobernantes autonómicos, quienes poseen las competencias sanitarias, tropezándose unos con otros, contradiciéndose una y otra vez tal reflejan los medios. Y ya veremos lo que ocurre mañana, viernes o, es más, incluso, antes de cerrar el comentario actual. Las cosas no pintan bien. No. Un tal Zapatero. Que nada tiene que ver con el nuestro, el leonés, José Luis Rodríguez Zapatero, como no sea en su primer apellido: Antonio Zapatero, y porque ambos estuvieron en los entresijos políticos, alcanzando el podium presidencial el leonés y el segundo, eso sí con sospechosa rapidez, un cierto poderío otorgado por ser el viceconsejero de Salud Pública en la Comunidad madrileña, que desconozco como le andarán las cosas mañana, viernes, pues al trascender a los medios que la presidenta Isabel Díaz Ayuso le ha exigido que se retracte de las declaraciones vertidas a la prensa, indicando que debido a la «mala situación epidemiológica» sufrida por Madrid se establecerán «confinamientos colectivos», algo a lo que él se ha negado, por ahora (¿probable dimisión?). Eso, y también, la polémica, desafortunada o anodina intervención en el asunto del Consejero de Justicia… Enrique López.

Madrid, Madrid, miedo me das. Toda España también, pero tú más. Miedo. Lo llevo en los bolsillos a diario. Añadido a la crudelísima pandemia se suma el caos, la disensión, el desacuerdo del Gobierno Autónico, que, por cierto, ya viene de atrás. Pobres madrileños, pobres y tristes y preocupados madrileños. Qué mal lo estarán pasando los más desfavorecidos, sobre todo los inmigrantes e indigentes.

Esta noche ha llovido, mañana…