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Esplendor de la ruina

13/03/2016
 Actualizado a 19/09/2019
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En la sucesión de noticias negativas que ocupan desde hace años las portadas de la prensa leonesa, la decisión de un ayuntamiento de consolidar lo que queda de un antiguo monasterio es cuando menos digna de celebrarse. El Ayuntamiento es el de Gradefes y el monasterio el de Eslonza, el importante cenobio altomedieval cuya grandeza e influencia fueron enormes en sus tiempos de máximo esplendor, pero que desde su abandono a raíz de la desamortización, en el XIX, sufrió todo tipo de despojos y de expolios, incluido el traslado de su portada renacentista a la iglesia de San José de Renueva, en León, hasta acabar convertido en un montón de ruinas, en un espantajo informe en medio del descampado que hoy ocupa lo que fueran su solar y la huerta monacal. La idea del ayuntamiento es salvar lo poco que queda en pie y, unido a lo que sobrevive de otras iglesias y monasterios de la ribera media del río Esla (el propio de Gradefes, el único que aún sigue habitado, el mozárabe de San Miguel de Escalada, la iglesita románica de Villarmún y los arruinados o desaparecidos conventos de Sandoval y de Ardón, éste vivo solamente en la memoria y en su famosa Nodicia de kesos, el documento que para algunos es el texto en castellano más antiguo, por delante del de Gonzalo de Berceo), convertirlo en un itinerario cultural cuyo interés atraería a un turismo que buena falta le hace unos pueblos que, pese a estar a la vera del Camino jacobeo, ven pasar de largo a los peregrinos y a los viajeros.

Ya ha habido quien se ha quejado de que un ayuntamiento gaste parte de sus recursos económicos en rescatar unas ruinas de su destrucción total, con la falta de inversiones que, dicen, tiene León. Es gente que se niega a ver que la única inversión que se puede ya hacer en muchas zonas de la provincia leonesa es en sus propias ruinas, esas que hablan de su decadencia tanto como de su grandeza histórica y que, salvadas de su abandono y de su destrucción completa, pueden ser generadoras de riqueza, aunque a muchos les cueste creerlo ¿O qué son, si no ruinas, las pirámides egipcias, el Coliseo o los foros de Roma, las ciudades perdidas de México o de Perú, los restos de Babilonia o Samarra o, sin irnos tan lejos, las Médulas bercianas o la arqueología industrial del valle minero de Sabero, y son las principales, cuando no únicas, fuentes de economía y riqueza de los países o los lugares en los que se encuentran?

De la obligación que sus habitantes tienen de preservar su patrimonio histórico y cultural, en el caso de León ya ni hablo. Si hay gente que se queja de que se gaste dinero en él cuando lo genera qué no hará si piensa que encima es una ruina.
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