Esperando que pase algo

13/03/2015
 Actualizado a 30/08/2019
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La buena mujer se ha hecho piedra y columna y trata de comprender qué sabrán esas piedras, que habrán visto y escuchado que a ella se le escapa. Después de estar un tiempo sin moverse, esperando a nadie, es una columna más en la que nadie repara, ante la que desfilan sin reparar en ella, sin bajar el tono de la conversación, sin poner la mano delante de la boca como hacen ridículamente los futbolistas suponiendo que aquello que van a decir tiene interés para alguien, temiendo que entre sus expresiones y las de Belén Esteban vayan a colapsar las comisiones de trabajo de la Real Academia de la Lengua.

Recuerda ella su vida, cargada de vida, aquellos años cargados de trabajo y también de sueños;de esfuerzos pero bañados en ilusiones;de días sin un solo minuto para detenerse a la sombra de la columna, para jugar a ser sólo otra columna.

Ahora escucha. Y no entiende nada, oye palabras que se le escapan:«¿Tu crees que Silván...?, ¿y Emilio, cómo estará tan callado?, «ayer creo que no fue a la fiesta que montaron», «este del PSOE parece que quiere sonarme», ¿encontró trabajo la rapaza aquella que mandaste a estudiar en Inglaterra?».

Salvo lo del trabajo, que de eso sabe mucho, nada de lo que dicen le suena a nada. Es un mundo que desconoce pero acaba de entender la pintada que hicieron en el cementerio del pueblo con tanto revuelo:«Toda la vida esperando que pasara algo y sólo pasó la vida».
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