marta-muniz-rueda-ok.jpg

Especies en extinción

08/10/2022
 Actualizado a 08/10/2022
Guardar
La evolución humana trae consigo cambios, es por eso que cada época se define a sí misma por los instrumentos que utiliza para sobrevivir, su modo de comunicarse, de divertirse y expresarse y los oficios y profesiones se adaptan a las necesidades del mercado y a las nuevas costumbres que impone nuestro modo de ser y vivir en sociedad.

Por ejemplo, ya no existen serenos ni plañideras, tampoco escribanos ni mensajeros, pero bien pensado, la mayor parte de las profesiones que hoy conocemos son antiguas, solo ha variado el modo de ejercerlas y los medios con los que trabajamos. Nada ni nadie ha sustituido a maestros, abogados, políticos, médicos, enfermeras, tenderos o agricultores. Y todos ellos conservan sus empleos remunerados.

¿Pero qué me dicen de los artistas? Existir, existen. Al menos por ahora. Sigue habiendo escritores, músicos, escultores, fotógrafos, pintores, actrices y actores. Me refiero a los de verdad, no a aficionados. Personas que se han preparado para ser eso que aman, para aportar su especial mirada al mundo; mirada que admiramos, que nos hace sentir, que nos ayuda a entender quiénes somos. Este mundo y esta vida no estarían a salvo de no ser por la ‘Noche estrellada’ de Van Gogh, ‘El beso’ de Klimt, ‘El Quijote’ de Cervantes, ‘El pensador’ de Rodin, los poemas de Neruda o Pizarnik, ‘Rayuela’ de Cortázar, ‘Cien años de soledad’ o la trompeta de Miles Davis y sin embargo, pocos pueden subsistir haciendo eso para lo que han nacido.

No sé si es justo o injusto que un artista no puede ganarse el pan con su obra, tal vez si así fuera esa seguridad le robaría libertad e independencia, pero si dejamos de comprar libros, de descargar canciones, de ver películas y exposiciones, de comprar cuadros y esculturas porque anteponemos a ellas unas zapatillas de marca, el mundo se convertirá en un orbe gris terriblemente triste. No siempre estarán ahí, lo que no se valora desaparece.
Lo más leído