25/10/2018
 Actualizado a 07/09/2019
Guardar
Cuando ya hemos acabado con la minería y carbonizado el futuro de los pueblos sin dotarlos de vías de futuro y después de tres décadas hablando de la reconversión minera para conseguir mantener la actividad industrial en esas zonas, difícil será mantener la población, al menos será muy difícil, si no imposible, mantener a la población joven si no se les dan unas mínimas esperanzas de vida y de trabajo. Quedarse sin juventud, sin niños en las calles y las escuelas, no es el primer síntoma de la despoblación, es la constatación definitiva de un camino sin retorno, de la entrega de las armas y de la rendición de fuerzas. Revertir esa situación se me antoja casi imposible.

Todos los partidos políticos dicen querer detener esa sangría poblacional de nuestros pueblos, pero ninguno ha encontrado la manera de paralizar la marcha forzada de quienes allí habitan. Hablan y teorizan, postulan y prometen, debaten y comisionan, escriben y discuten, siempre desde el despacho o la sede lujosa de las cortes o congresos, pero en definitiva no hacen nada, no han hecho nada, o al menos no lo hacen o no lo han hecho de una manera efectiva y eficiente.

Son cada vez más los pueblos fantasma que de manera oficial están habitados cuando la realidad diaria nos dice que allí no quedan ni las gallinas. Cierto es que oficialmente están ocupados, aunque muchos de sus habitantes no son más que aquellos que con pícaras estrategias se aprovechan de los recursos naturales de los pueblos de sus ancestros, quieren caza, quieren leñas, quieren usar sin coste todo lo que la naturaleza rural nos da pero sin ofrecer nada a cambio. Estar en el pueblo, ser de pueblo, implica mucho más que firmar el papel de empadronamiento o residencia. Ser de pueblo exige asumir todas las cargas que conlleva mantener la producción y el entorno, la vida y lo vivo, y eso solo se consigue con medios, medios que le son negados a cada vez más y más gente que se ve obligada a agrandar la ya inmensa España vaciada de gentes y contenido.
Lo más leído