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España, esperanzas frustradas

22/10/2019
 Actualizado a 22/10/2019
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España ha sido siempre una entidad fuerte y de prestigio indudable que ha suscitado filias y fobias fuera de sus fronteras y que ha sufrido los embates de la envidia y la ambición de aquellas potencias que deseaban siempre desbaratar el imperio que había forjado.

Indudablemente que existen aciertos y errores en las políticas seguidas por los dirigentes pero no más allá de los que han cometido otras naciones importantes que trabajaron denodadamente hasta humillar a los hispanos.

Se critican ciertas actuaciones españolas sacándolas de contexto incluso o exagerando los hechos y, a veces, sin que sean veraces las afirmaciones porque desde luego ninguna de las naciones que han intervenido, y están en la mente de todos, se escapa el hecho de los inmensos errores, algunos recientes, que han producido guerras, calamidades, migraciones masivas, terrorismo e incluso nefasta influencias de costumbres y valores que originan organizaciones paralelas de poder incontrolado… y eso, merced a los medios de comunicación al servicio de la ‘negra leyenda’, sigue teniendo sus frutos.

Por eso se debe rearmar la sociedad española en general, todos, pero especialmente las generaciones de jóvenes que tienen la obligación de conocer la historia de su país y no adorar ídolos externos de tan nefastas consecuencias.

Lancemos nuestra imaginación histórica y analicemos los siguientes hechos y pensemos que hubiera sido si se hubieran tomados otras decisiones distintas a las que conocemos actualmente.
– Cómo se hubiera desarrollado España si los lazos de unión de Portugal y España al morir Enrique IV y posteriormente con Felipe II, hubieran tenido sentido de permanencia y vigor.
– Qué tipo de nación tendríamos si nuestros Austrias no se hubieran dedicado a defender los intereses del Vaticano, gastando dinero de las arcas españolas, siendo barrera de contención contra el turco y defensores a ultranza de la fe católica contra todos, cuando tanto Inglaterra como Francia se inhibían y España gastaba el erario público y freía a impuestos a sus ciudadanos.
– ¿Nos imaginamos el esfuerzo ímprobo de la armada invencible, destruida por las tempestades y una mala dirigencia, si se sustancia la invasión de Inglaterra?
– El acuerdo tácito de los franceses, ingleses, belgas, holandeses y, posteriormente, los estadounidenses con el fin de terminar con el dominio económico y de las rutas marítimas, acudiendo a múltiples formas corsarias para destruir la flota y promover las insurrecciones en los territorios de ultramar. Además de promover en el interior de la nación la sensación de desprestigio y de inferioridad ante los demás, cuando el pueblo español posee una gran riqueza humana y de ingenio.

Necesitamos que de una vez por todas, desde todas las instancias sociales, se promueva un cambio de actitud que comience por la escuela, siga por las instituciones y se instale en las familias confluyendo en una meta común sea cual sea la ideología de los ciudadanos.

Comportamientos, actitudes, valores y acciones nos deben llevar a conocer más lo que han hecho nuestros antepasados, analizarlo objetivamente, obtener criterios y usar esos conocimientos para construir un país sólido, prestigioso y creador de situaciones positivas y de progreso en la sociedad del futuro.

De lo contrario sólo conoceremos lo que hasta la fecha soportamos que es el ninguneo de aquellos que se creen poderosos y sólo atienden a sus propios intereses.

No hay nada más que detenerse en la incongruencia que supone tener a los ingleses y sus monos en un trozo de tierra española, arrancada por procedimientos corsarios y mantenida con toda desfachatez en la misma que hasta ahora se sentaba con los socios comunitarios y la complacencia española.
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