miguel-soto.jpg

Espacio mental, serenata sensual

06/11/2022
 Actualizado a 06/11/2022
Guardar
El anuncio de Adolfo Domínguez con Najwa Nimri #UniformMonday me ha gustado sobremanera, porque me da la razón y eso sabe a pasta de mantequilla de Boca de Huérgano. La marca gallega promueve en esa campaña la repetición de atuendo los lunes para liberar espacio mental por la vía de eliminar una elección de las miles a las que nos enfrentamos. Cuando en el pasado leí que funcionaba lo de hacer hueco en el mondongo cerebral, lo convertí en una de mis ideas fuerza, una de esas que repito en todas las conversaciones, en todos los foros, con toda la gente. Si tuviese la extrañísima mala suerte de que alguien cercano escuchase atento me podría poner de tonto por repetirme más que el ajo. Pero la prueba es que aquí lo he soltado varias veces y no ha habido carta al director todavía. Las personas tenemos ideas fuerza porque (dicen por ahí…) somos textos andantes, algunos con aire de trilogías predecibles, otros son panfletos tendenciosos, otros parecen manuales universitarios con punto de dormidera y los hay puro mensaje publicitario, la sola idea fuerza.

Esta de hacer espacio mental es una idea fuerza que cuesta poner en práctica. Si bastase con borrar fotos duplicadas o liquidar de la nevera el solitario muslo en salsa, las cuatro judías y el cuenco de garbanzos con arroz en una cena con toque a menú del día sería fácil de acometer, y no lo es. Para hacer espacio mental hay que empezar por dejarse de equilibrismos memorísticos. Deberíamos recurrir a la lista de la compra, al uso de agenda y a la programación de alertas. Es decir, parte del espacio mental se consigue no arrastrando en la memoria las responsabilidades periódicas. Desaprender (¡voy con todo!) también es importante, o al menos lo es una revisión de los hábitos más tontos, por aquello de optimizar. Y espacio mental del de verdad, nivel terreno forestal recalificado, conseguiría uno deshaciéndose de los amigos que no responden, o dejando de sufrir por ello si fuese posible y no nos arrastrase al propio olvido.

Lo que nunca se habría de hacer para lograr más espacio mental es purgarlo de nombres. Recordar cómo se llaman las personas con las que se ha tenido algún contacto (o no) es una cosa buena tirando a muy buena. Te abre puertas y te da ventaja competitiva pero, sobre todo, te humaniza y humaniza a aquellas, aunque supone un reto mayúsculo para quien atiende a mucha gente. Eso lo hacía Lolo, pero su cabeza no se regía por espacio mental, allí lo que marcaba el tempo era una serenata sensual. Y el atuendo riguroso se lo facilitaba. DEP.

P.D. Si el título lo tiene registrado Amistades Peligrosas, lo desconozco.
Lo más leído