¿Escoja o es coja?

21/02/2018
 Actualizado a 19/09/2019
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'Entre el clavel y la rosa su Majestad escoja (o es coja)' ha pasado a la historia como el más famoso calambur de la historia en boca del más ingenioso de los polemistas, Francisco de Quevedo, que tuvo habitación en el hostal antes que Fraga. Dicen que el burlón había apostado que llamaría coja a la Reina Isabel de Borbón, que se supone que le iba a parecer mal pues realmente era coja... aunque disimulaba.

Con imaginación se puede salir adelante. Cuentan de El Pajarín de Matallana que apostó que le empujaba el coche la pareja de la guardia civil. Y lo dejó aparcado encima de las vías del tren por lo que la pareja fue a exigirle que lo quitara, a lo que argumentó que «ustedes lo que quieren es que me suba para hacerme la prueba de la alcoholemia y es evidente que voy a dar. No monto». Se acercaba la hora del tren y les propuso que lo quitaran, que estaba en punto muerto y él estaba mal de la espalda. Le apartaron el coche, le denunciaron... pero la apuesta era el doble de lo que le pusieran de multa.

La imaginación está poco explotada. O mejor, «es una especie en vías de extinción, como el dinero y el peatón», que diría mi amigo Paco.

Explota por unos días en Carnaval. Y queda recogida en escaparates como muestra de que realmente existe y, para demostrarlo, el disfraz de la derecha ofrece dos posibilidades: «¿Desnuda o invisible».

¿La respuesta? Su Majestad escoja (o es coja).
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