19/08/2018
 Actualizado a 15/09/2019
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Pues nada, que en lo tocante al asunto pues la cosa es así y no hay nada más que escofinar. ¿Que os estáis preguntando de qué hablo? De nada pero sin que se note pues resulta que los sabios de guardia, que eran más listos que un jubilao con wikipedia, andan ahora también por estos andurriales de llenar los huecos sin enredar demasiado, no vaya a ser que digan algo que parece que puede decir otra cosa.

Que no estamos para andar enredando.

Vuelvo al suco porque la canícula nos está calentando la retestera y no sé en qué dará este verano si no viene alguien y pone una lona de la torre de la iglesia al camión de la orquesta, que como no daba vuelta ni en la plaza la dejamos ahí puesto como si fuera una performance, para los veraneantes.

Anda todo el mundo algo retorcido, fíjate que nada más llegar a jugar el mus de los jueves con el obispo Don Juli ya le avisé: «Hoy bendigo yo la mesa y los amarracos, que el mundo está al revés. Me dan ganas de decir lo de la hija ‘El Sediento’ cuando miraba por la ventana y lo veía bajar por la calleja palpando las dos paredes, como si fuera el revisor del cotegrán: ‘Aay madre ¡cómo viene padre! Que está empujando la pared de la calleja porque dice que se la juntaron y no libra con la carga que trae».

Estas cosas son muy propias de por ahora, cuando aprieta la calor, aunque ya se lo decía Toñín Cubalibre a los lobos cuando la pararon por la noche con la máquina de contar cubalibres.

- Ha dado usted positivo.

- ¿Y eso quién lo dice?

- La máquina.

- Vale. No me aparto (que es como dicen en los pueblos que te creen) que la máquina tenga sus motivos para afirmar que doy positivo, pero quieropreguntar: ¿Cómo sabe la máquina la sed que yo tengo? Porque yo, señor agente, siempre he bebido a razón de la sed que tengo.

Total, que casi entran en razón –los lobos– y le dejaban marchar pero en bicicleta. Y Toñín tragaba, pero cuando vio que no tenían pinza para sujetar el pantalón de tergal se negó.

Igual todavía lo tienen allí.
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