¿Es usted feliz?

¿Es usted feliz? Si me preguntaran si soy feliz en una de esas encuestas callejeras, no sabría que responder. Si me preguntaran si soy feliz con mi trabajo, respondería que 50-50. Resulta que, según ciertas estadísticas, en España un 25% no es feliz con su trabajo; a nivel global es al revés, solo un 25% es feliz. Si me lo preguntaran yo diría: no me fío de las encuestas, veo a mi alrededor muy pocos que estén contentos con su trabajo; los funcionarios parecen aburridos y los que trabajan en la empresa privada, estresados. Y el entrevistador, con un encogimiento de hombros, pasaría a la siguiente pregunta: ¿es usted feliz con su vida personal? Y yo me quedaría mirando al encuestador, previsiblemente un muchacho joven y energético en busca de ingresos para poder salir de marcha el fin de semana o quizá para poder comprarse un móvil de última generación o quizá para ninguna de ambas cosas, y le preguntaría a su vez, ¿qué quiere decir vida personal? El encuestador empezaría a estresarse. ¿Quiere decir, pareja, familia, hijos, amigos, ocio? Vamos, ponga ahí otra serie de categorías. Si me preguntara si soy feliz con mis amigos diría que sí. Que me arrullan cuando lo necesito, que se ríen de mí cuando me pongo pesada, que contestan al teléfono, que me cuidan. Vale, ya tenemos un porcentaje alto de felicidad.

¿Es usted feliz con su pareja? Aquí entramos en terrenos sensibles. Leo estudios y estadísticas: las parejas realmente felices publican menos en redes; las parejas felices también son infieles; sin embargo, el 74% de los españoles piensa que es mejor tener sexo con su pareja que con un extraño. Vaya lío. ¿Qué significa ser feliz con la pareja? Que ambos son fieles, que no se insultan ni discuten, que llevan bien la rutina, que son sinceros el uno con el otro. Que estar con esa persona siempre y absolutamente te produce placer. O sea, que si no estás con esa persona, te deprimes. Que tienes una necesidad desesperada de estar con esa persona. Ahí ya traspasamos una barrera. ¿Es eso felicidad? Pero saltemos a otra categoría menos farragosa: si me preguntaran si soy feliz con mi familia respondería que sí. Aunque a veces nos peleemos. Que si soy feliz con mi hijo. Sí. Aunque a veces lo quiera mandar al infierno. Que si soy feliz en mi ocio. Pues en general sí, mis libros, mis películas, mis viajes. Que querría viajar más, sí. Que querría ir más al cine, sí, pero con un guaje es difícil. ¿Significa eso que soy infeliz? No, la felicidad es algo tan relativo que es imposible de medir. Relativo y volátil. Eso se lo diría al encuestador al final del todo, cuando ya le hubiera puesto la cabeza del revés: y usted, ¿es feliz haciendo encuestas?