"Es una trama negra en aquel desmán de las vacas gordas de los fondos mineros"

La periodista asturiana Aitana Castaño ha publicado la tercera entrega de su trilogía dedicada al mundo de la minería, ‘Rastros de ceniza’, en este caso una novela sobre corrupción en los primeros años del siglo con aquel maná de los fondos mineros. La obra ha sido seleccionada como ‘Libro del mes’ del Museo de la Siderurgia y la Minería con sede en Sabero

Fulgencio Fernández
06/03/2023
 Actualizado a 06/03/2023
La periodista asturiana, Aitana Castaño. | L.N.C.
La periodista asturiana, Aitana Castaño. | L.N.C.
La doble militancia en el periodismo —su profesión— y las cuencas mineras —donde nació, su mundo y sus gentes— queda patente en todo lo que hace la asturiana Aitana Castaño (Langreo, 1980). Y vuelve a estar presente en su último libro, la novela titulada ‘Rastros de ceniza’, que es la tercera entrega de su trilogía minera y en la que vuelve a contar con las ilustraciones de un grande del género, Alfonso Zapico, que también colaboró en los dos anteriores títulos: Carboneras y Los niños de humo; en estos dos casos relatos y la tercera una novela negra, según la propia autora.

- ¿Novela negra?
- Sí, claro. De un lado es un guiño al mundo del carbón, negro, y después la trama se inicia con una alcaldesa que aparece ahorcada en su despacho, hay corrupción... Negra.
Rastros de ceniza ha sido elegida como Libro del mes de marzo por el Museo de la Minería de Sabero (MSM), que recomienda su lectura y ofrece la posibilidad de prestar ejemplares a los interesados.

- La novela es El libro del mes del MSM, ¿la temática puede ser leonesa?
- Sí, por supuesto. Primero agradecer al MSM esta idea de elegir mi libro, que ni lo sabía; y a la temática tú mismo y los lectores os podéis hacer una idea: una cuenca minera, aquella descontrolada locura de los fondos mineros y su uso no siempre explicado ni lógico, corrupción política y sindical con su uso, ambición desmedida de algunos personajes; y después una segunda trama que nos lleva a la minería de los años 60 y 70, la lucha obrera, las torturas en cárceles y cuarteles y, sin embargo, el sindicalista corrupto ya estaba allí.

- Así planteado podría parecer que la corrupción estuvo instalada en un mundo tan mitificado como el de la minería.
- Quiero dejar clara una cosa, de entrada y fundamental. En el libro aparecen cuatro corruptos, con nombres y apellidos, perfectamente trasladables a la vida real pero eso no es la minería, ni mucho menos, eso es hijo de la ambición desmedida de unos pocos que nada tienen que ver con los miles y miles de mineros y sus familias de vida ejemplar, de lucha por llevarse a casa el pan de la familia, de jugarse la vida cada día... No pueden empañar estos cuatro corruptos a gentes que yo conocí y están en la novela, con otros nombres, como Telvi,una limpiadora que se dejó la vida para saliradelante y sacar a su familia; como Horacio, al que las torturas en la cárcel no fueron capaces de apartarle de su lucha por las libertades; como Manuela, colega de la radio, honrada como nadie; como Fausto Sánchez, un histórico del Partido Comunista que también sabía mucho de torturas y jamás se doblegó, que murió en la pandemia... No, no hay un clima de corrupción, hay nombres concretos y nada más.

- ¿Cuánto hay de realidad y cuánto de ficción?
- ¿Mitad y mitad? Bueno, algo másrealidad.

- ¿Podía ser Aitana Castaño la periodista que aparece en la novela, llamada allí Clara Montes?
- Clara Montes puede ser cualquiera de los que andamos por el periodismo. Ella fue la pringada, la última en llegar, a la que tocó ir a cubrir la información del lunes a primera hora, ir a ver a una alcaldesa de la cuenca minera... y se la encuentra colgada en las escaleras del ayuntamiento. Ahí comienza todo, pero claro que hay muchas cosas mías, que me pasaron a mí, que me contaron a mí o conozco yo. Te diré como ejemplo que mi padre fue varias legislaturas concejal en el ayuntamiento de Langreo, en las primeras elecciones estuvo en la mesa de edad pues era el más joven, con 24 años, pero después ya le tocó estar siempre en la oposición.

Aitana Castaño nunca se había planteado el salto del periodismo a la ficción, después de estas tres novelas ya tiene dudas y reconoce que si pudiera vivir de la literatura... Con la trilogía cierra su dedicación a la temática minera pero ya le ronda por la cabeza qué asunto podría abordar en esa cuarta novela. «En las de la minería estaba mi mundo, mi familia, las cuencas; pero también hay otra parte de la familia que participó de otra historia que me seduce bastante, la emigración, los asturianos que se fueron, sus historias... le ando dando vueltas».
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