27/12/2019
 Actualizado a 27/12/2019
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Estamos en el momento más entrañable del año. Dos días después de Navidad y a algo más de una semana de los Reyes Magos.

La tradición cristiana no solo española sino de todo occidente, nos lleva a vivir estos días con un gran sentimiento familiar, de concordia, de recuerdo a las personas que ya no están, de ilusión por los que han llegado y con la mirada puesta en lo que realmente celebramos, el nacimiento de Jesús y con él, el del cristianismo. Mucho más que un acontecimiento religioso, el cimiento de pilares liberales de los que disfrutamos en nuestros días. La vida, la dignidad humana, la libertad individual, la equidad, la búsqueda de la felicidad… son cosas que debemos, en gran parte, a aquellos acontecimientos más allá de la propia Iglesia, de sus estructuras y sus imposiciones morales.

Somos de tradición judeocristiana, aunque hay a quien parece molestarle, como nos ha demostrado la ministra Teresa Ribera, felicitando a todos los españoles por el ‘solsticio de invierno’ el 24 de diciembre, para evitar tener que aludir a la Nochebuena e ignorando con mejor o peor intención, que el solsticio de invierno es el 22 de diciembre. Una buena ministra de transición ecológica, si señor.

Tampoco es de extrañar el comportamiento de ministros y ministras cuando su jefe, el presidente del Gobierno en funciones, felicita ‘las fiestas’ como si estuviese felicitando a los leoneses por San Juan y San Pedro mientras que, por el contrario, se cuida muy mucho de felicitar el ramadán a la comunidad musulmana.

Aunque la persecución genocida de cristianos esté en aumento con 250 millones de creyentes acosados y asesinados por su fe, el neocomunismo queme iglesias en países como Chile en esa lucha contra nuestros valores tradicionales y losprincipios desaparezcan preocupantemente, es tiempo de esperanza.

Dicen que la esperanza el lo último que se pierde y esa esperanza es la que nos debe llevar a confiar en que los principios liberales se reforzarán ante el aumento de movimientos colectivistas, que la izquierda será tan contundente con religiones de actitudes medievales como son con el cristianismo, que no utilizaremos el medio ambiente como campo de batalla, que no se intentará enfrentar a hombres y mujeres en políticas absurdas, que las autoridades europeas no se empeñarán en dar pasos hacia la destrucción del movimiento europeísta, que occidente se unirá en la defensa de los valores que han hecho progresar al mundo durante décadas, que los países desarrollados no renunciarán a la procreación y al relevo generacional.

Que en España no nos arrojaremos en brazos del populismo y los nacionalismos por el ansia de poder de alguno.

Que, en este León nuestro, menos navideño que nunca, seremos capaces de generar alternativas y riqueza a nuestros jóvenes y que no tendremos que poner en unos años el cartel de liquidación por cierre.

Feliz Navidad y próspero 2020
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