"Es gratificante poder ejercer de lo mío y con mis propias normas"

María López, propietaria de ‘Peekaboo’

Patricia Ferrero
08/03/2017
 Actualizado a 11/09/2019
María López, en su local durante una jornada de trabajo.
María López, en su local durante una jornada de trabajo.
María López es un ejemplo de mujer trabajadora y emprendedora. A sus 33 años ha conseguido materializar un sueño de toda la vida: ser su propia jefa en su negocio. ‘Peekaboo’ no es sólo un centro de peluquería situado en el centro de Astorga (calle Obispo Don Marcelo); es también la apuesta firme de esta joven empresaria que decidió, hace poco más de un año, abrirse camino en un sector en el que hay una gran «competencia».

Pero esto no fue un impedimento para María, que si bien sabía que tenía que darlo todo por sacar su peluquería adelante, confiaba en que su proyecto, cuya seña de identidad son la calidad y cercanía del servicio, así como propuestas diferentes e innovadoras dentro del sector, le harían un hueco en el mercado. Objetivo cumplido. A día de hoy a María no le falta el trabajo. Clientes de todas las edades, estratos sociales y estilos de vida diversos confían cada día su look a ‘Peekaboo’ y al estilo ecléctico de María. Y es que, este salón, además de las labores de peluquería, realiza tratamientos de todo tipo, utilizando las técnicas más innovadoras como el maquillaje con aerógrafo. María también está abierta a nuevas propuestas y retos, porque «en un negocio como este es necesario adaptarse y reinventarse».

Esta empresaria relata que los comienzos no fueron fáciles. «Además de conocer tu profesión –trabajó anteriormente 13 años en una peluquería astorgana- tienes que aprender a controlar otras cosas de las que no tienes ni idea». Esta joven empresaria señala que a nivel institucional tuvo más «trabas que ayudas» a la hora de emprender, y no sólo a nivel económico, sino también administrativo. Sí es cierto que en este sentido María agradece la ayuda de la Fele,  en la que se apoyó para afrontar lo «básico» para empezar. Pero aun con los quebraderos de cabeza que conllevan sacar adelante un negocio, María reconoce que es «gratificante y me siento afortunada de poder trabajar en lo mío y de poner mis propias normas».
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