Equipo de lujo, gradas semivacías

La Cultural de Segunda División camina a dos velocidades. En lo deportivo su puesta en escena es impecable. Tiene los mismos puntos que el líder, es uno de los equipos que más goles marca y juega como pocos porque propone como nadie. Le están lloviendo elogios porque su fútbol aporta aire fresco a una división de empates y estrecheces. La diferencia se llama Rubén de la Barrera, el técnico más joven y el más atrevido. Entre sus muchos logros, que su equipo se acostumbra a ganar en diferentes estados. Con el balón y atacando en campo rival ha encontrado soluciones para llegar al gol, aspecto tan cuestionado en verano ante la aparente falta de especialistas. Sin tanta posesión, como ocurrió el domingo, halló fórmulas alternativas de eficacia. Y no dudó en dar un paso atrás como ocurrió en Sevilla cuando concedió medio campo de inicio. La Cultural más fiable es aquella que juega para lo que está concebida, pero también suma en situaciones de dificultad.¿Es demasiado pronto aún?. ¿Hay lagunas defensivas?.Ya saben aquello del color del cristal con el que uno mira.

En lo social el club tiene asignaturas por resolver y explicaciones por dar. Reconociendo el grado de animación, no es de recibo, desde mi humilde visión, que un equipo que el domingo jugaba en su estadio para ser líder de Segunda solo llenara el sesenta por ciento del aforo. Después de tres partidos en casa, con rivales de la talla de Osasuna, Valladolid se vieron demasiados huecos. La mínima aspiración de los 8000 abonados parece un sueño de verano, en las tribunas donde no había sitio para más socios son visibles los huecos y la venta on-line solo ofrece confusión. Por si fuera poco, la creación de la Federación de Peñas nace con división interna, una huelga en el fondo sur y una denuncia que afectará a las arcas. Que en el regreso a La Liga no se haya rozado un lleno es para que club y ciudad se lo hagan mirar. Mientras, el balón puede con todo.