Entre la esperanza y el miedo

Arrancan un año después de lo previsto los Juegos Olímpicos de la pandemia, una cita que se debate entre la ilusión del deporte mundial y las restricciones de los temerosos anfitriones

Jorge Alonso Macía
22/07/2021
 Actualizado a 22/07/2021
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No será ni en las fechas previstas ni en las condiciones que se esperaban, pero este viernes arrancan un año más tarde de lo esperado los Juegos Olímpicos de Tokio. Los Juegos Olímpicos de la pandemia.

Pocos eventos hacen girar tantas miradasa nivel mundial como la cita olímpica, habitualmente un espacio de celebración en torno al deporte que deja por unos días de lado muchas asuntos mucho más importantes. Sin embargo, difícil va a ser dejar aparte los 17 días de competición la circunstancia que ha llevado a que precisamente estos Juegos Olímpicos vayan a ser diferentes al resto de los que se han celebrado a lo largo de la historia, el coronavirus.

Solo las dos Guerras Mundiales provocaron la cancelación de los Juegos Olímpicos, pero lo cierto es que estos de la 32ª Olimpiada han estado mucho tiempo en el alambre. Desde que en el mes de diciembre de 2019 se produjeran los primeros contagios del Covid-19 en China y la pandemia se constatase como una realidad mundial ya en marzo, la expectativa por regresar a la vida de antes ha sido una constante en todo el planeta con sus diferentes perspectivas y circunstancias. El 24 de marzo del pasado año se confirmaba definitivamente que los Juegos Olímpicos no tendrían lugar en 2020 y solo unas fechas después, el 30 del mismo mes, se anunciaba que Tokio los acogería 366 días después de lo previsto con la esperanza de hacerlo dentro de una normalidad que desde luego va a estar lejos de lo que se viva estos días en la capital japonesa.

Sin público y bajo un estado de emergencia en Tokio, los Juegos se celebrarán en un contexto inéditoLos que ya son los Juegos Olímpicos más caros de la historia (y para los que Madrid fue ciudad candidata en 2013), se presentan con un entorno poco favorable en su sede, pero con millones de aficionados al deporte en todo el mundo dispuestos a disfrutar de la gran cita del deporte a través de la televisión tras prácticamente un año sin grandes eventos.

En Japón, la lentitud con la vacunación y la excesiva cautela a ojos del mundo occidental con la pandemia han hecho que la oposición por parte de la sociedad japonesa a su celebración sea bastante numerosa con la creencia de que la llegada de miles de personas de todo el mundo empeorará la situación en la capital y en el país. No habrá público en las competiciones y un estado de emergencia bastante laxo respecto a lo que conocemos en España será el contexto en el que se celebren unos Juegos Olímpicos en los que difícil será atender meramente a lo deportivo.

Por que el coronavirus también marcará lo deportivo, con un proceso de clasificación que en muchas disciplinas ha dejado resultados fuera de lo habitual y con muchas de las estrellas del deporte mundial renunciando a su participación ante las restricciones impuestas a los olímpicos, que no podrán salir de la Villa Olímpica más que para entrenar y competir, prácticamente las mismas circunstancias en las que tendrá que moverse la prensa mundial.

Así, entre la esperanza y el miedo, se desarrollarán unos Juegos en los que León contará con varios representantes que viajan sabiendo que, sean como sean, son sus Juegos y una oportunidad que no van a dejar escapar.

La mala gestión de la vacunación hipoteca unos Juegos más normales


La oposición de la sociedad japonesa a los Juegos Olímpicos es mayoritaria según las encuestas de diferentes medios durante las últimas semanas. Los motivos, además de culturales, pasan por la creencia de que la llegada de miles de personas del extranjero ayudarán a propagar el virus y más concretamente la variante Delta en el país, saturando hospitales que si bien no sufrieron ese problema en 2020, si lo han venido padeciendo en este 2021 en el que la pandemia se ha hecho notar más en Japón.

Culpa de ello tiene sin duda el gobierno japonés, que trata de poner el foco en el extranjero prohibiendo la entrada de espectadores y llevando la burocracia para la prensa por encima incluso de su capacidad para gestionarla para intentar tapar una estrategia de vacunación que deja, al inicio de los Juegos, una de las tasas más bajas de todo el primer mundo. No comenzó Japón a vacunar hasta el 17 de febrero, cuando en España ya había administradas casi 5 millones de dosis. Hasta finales de mayo, la única vacuna aprobada era la de Pfizer, limitando la capacidad de vacunar a una de las sociedades más envejecidas del mundo. Ahora, ya con Moderna y AstraZeneca aprobadas, la distribución y logística sigue sin ser la mejor, con un exceso de dosis en zonas con baja demanda y poca oferta en ciudades como Tokio.
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