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Entre juzgados y elecciones

18/09/2022
 Actualizado a 18/09/2022
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La olla sigue sobre el fuego en el Partido Popular de León. Y a ver quién es el guapo –o la guapa– que se atreve a retirarla de la fogata sin sufrir alguna quemadura. Oro bajo y a esperar. Como en el tute. Lo cierto es que se acaba el verano –en concreto el viernes 23– y la intranquilidad continúa asentada en el número 25 del Paseo de Salamanca.

Por un lado, todo son especulaciones sobre quién será el candidato –en genérico– a la alcaldía de León, y, por el otro, qué puede llegar a pasar con la denuncia del regidor de Villaquilambre por el peliagudo asunto de las presuntas afiliaciones irregulares y pactadas, cuando, en junio de 2021, le disputó la presidencia del partido a Javier Santiago Vélez. En el primero de los casos el problema no lo es tal porque el ‘amo’ Mañueco será quien dicte el ‘decreto’. Él decide. Y es igual que desde las trincheras interesadas se apunten aspirantes a lo loco por si suena la flauta por casualidad, como en la fábula del poeta Tomás de Iriarte. Una pérdida de tiempo y una manera de marear la perdiz. Hace unas semanas y ante las informaciones cocinadas y, naturalmente, nominadas –es decir, con nombres y apellidos– que se barajaban por esquinas y chaflanes de la ciudad para plantarle cara al alcalde Diez, Mañueco, en petit comité, sentenció: «es acojonante, lo que hace el aburrimiento».

En el segundo caso el asunto puede írseles de las manos. Aquí ya no valen ni pactos ni componendas. Hablará la Justicia. Y hay algo que no se le debe escapar a nadie. Manuel García, el denunciante y alcalde de Villaquilambre, tiene que estar muy seguro del objeto de la causa para seguir adelante con ella. Todo muy bien atado. No están los tiempos para hacer el ridículo y, mucho menos, para perder un litigio contra su propio partido por una cabezonada. El fracaso, de darse, solo le conduciría al mayor de los ostracismos, incluso en el municipio que dirige. Es, pues, de cajón. En Valladolid, donde, como es lógico, se conocen al dedillo los antecedentes que provocaron la situación, saben que la cuestión es una bomba de relojería. Y en mayor medida a ocho meses de las municipales.

Lo curioso es que el PP de León siempre tiene una gresca cuando se alcanzan las elecciones. O casi siempre. Jamás se presenta en sociedad con los deberes hechos y en sintonía plena con la ciudadanía. A día de hoy –que esa es otra– el problema que es incapaz de resolver, se centra en que carece de un líder que aglutine voluntades y pacifique a las ‘familias’, que, como en el PSOE, también existen, aunque no de manera formal. Y oído cocina. Ester Muñoz, la delegada territorial de la Junta y persona de suma confianza de Mañueco tiene que estar muy preocupada. Pero mucho. ¿Por qué?
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