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Entendí esa referencia

25/09/2022
 Actualizado a 25/09/2022
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Gucci, gucci; prada, prada. Es lo que quiere la chavalería de medio mundo, ricos y pobres. Un bolso, una gorra, aunque sea una riñonera de esas que parece una billetera con cinturón. Sí, lo consiguieron: Las grandes marcas de moda superaron los límites de clase y permearon en toda la sociedad. Lograron que la gente desee comprarlas sin importar su pobreza, tener algo suyo, olerlo y lucirlo, que se hagan canciones con ellas, que incluso los raperos se cambien el nombre y adopten el de su marca.

Llama la atención eso: que quienes manejan el discurso de la resistencia contra el poder, contra los políticos, contra las grandes compañías… se derritan de gustirrinín cuando llegan las empresas de lujo. Dejemos a un lado el mundo del trap, que seguramente sea quien más está haciendo ahora por publicitar estos nombres de resonancias italianas (y algo bercianas, en el caso de Prada) y centrémonos en la ‘intelligentsia’. En este último caso se repite eso de la proximidad entre el mundo de la moda y el del arte, en cómo una fragancia de 100 pavos está íntimamente conectada con la Victoria de Samotracia. En la relación entre unas gafas de sol y el Duomo de Florencia.

La realidad, una vez más, es mucho más cutre. Tómese, por ejemplo, la última campaña de Gucci. Salen maniquíes luciendo los modelitos de la marca en medio de reproducciones de escenas de películas de Kubrick. Todo muy bonito, muy estilizado, muy reconocible. Y esta última palabra es crucial: hay un ‘meme’ que se repite mucho, el de Capitán América que suelta: «Hey, entendí esa referencia». Claro, corazón, lo hacen para que lo entiendas, no se van a poner con frases de ‘La montaña mágica’ o con alguna película de Dreyer que sólo conecte con cuatro ‘mataos’. Quieren que te sientas inteligente, culto, en la cima del mundo. Que mires un anuncio con Alex de ‘La naranja mecánica’ conduciendo su descapotable puestísimo de moloko y digas: «Qué guay». Obvio, cariño: no te van a poner unos párrafos de la ‘Ética’ de Spinoza. La antigua ‘alta cultura’ es ahora poco más que una enfermedad, una tontería pasajera que se te quitará comprando esta cosa que te ponemos aquí delante, bien clarito.

Luego está la chapa. Emma Watson, actriz y ambientalista –como ella misma se define– es el rostro para esta temporada de Prada. Una marca que en sus productos de belleza usa la mica, un mineral amigo del cuarzo y el feldespato que se usa para proporcionar brillo en los cosméticos y en cuya extracción –extremadamente contaminante– intervienen niños que acaban con los pulmones destruidos a causa de su polvo. No pasa nada. Puedes comprar sus movidas y sentirte bien. Ya verás.
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