Secundino Llorente

Enseñanza en ‘modo coronavirus’ ha venido para quedarse

09/04/2020
 Actualizado a 09/04/2020
Guardar
Desde el día 13 de marzo la mayoría de los centros docentes no universitarios permanecen cerrados, manteniéndose las tareas y funciones no presenciales del profesorado al objeto de garantizar la continuidad de su labor docente. El cambio casi repentino fue brutal. La transición entre el sistema presencial y otro exclusivamente a distancia vino a ser una revolución. A los padres se les venía el mundo encima: ¿Qué vamos a hacer ahora con nuestros hijos? Para los alumnos aquello les sonaba casi a vacaciones. En cuanto a los profesores, unos tienen más dominio de la tecnología y están puestos al día en las últimas tendencias, mientras que otros no encuentran la tecnología entre sus prioridades ni habían sentido hasta ahora que su labor docente necesitaría tanto de ella. La noticia del cierre de centros la dieron un jueves, 12 de marzo, pero no se hacía efectiva hasta el lunes, 16 de marzo. El día 13 pasa a ser una fecha crucial en la organización futura del teletrabajo de millones de alumnos españoles en el largo periodo que el coronavirus va a tenerlos enjaulados.

Confieso que para mí este era un tema poco conocido y no quería lanzarme a opinar sobre algo históricamente nuevo sin una base. Igual que nunca habíamos vivido algo parecido a lo que nos está sometiendo esta pandemia, tampoco teníamos ninguna experiencia de la enseñanza ‘online’ para un periodo de, posiblemente, cuatro meses. Y esto nos llegó por sorpresa. Decidí pedir opinión a muchos amigos con los que he coincidido en mi larga experiencia profesional en la enseñanza secundaria de toda España: diez institutos públicos (dos andaluces, dos catalanes, dos madrileños y cuatro leoneses) y diez colegios privados (cuatro madrileños, dos catalanes, uno valenciano, uno andaluz, uno leonés y uno de Zaragoza). La aventura resultó enriquecedora porque la respuesta fue una sorpresa muy agradable. He recibido información como para escribir un libro. Mi agradecimiento a este grupo de profesores amigos que me han dedicado su valioso tiempo, aunque en estos días de confinamiento el tiempo tiene un valor muy relativo. ‘Muchas gracias a todos’. El problema ahora es resumirlo y destacar lo más significativo en este breve artículo.

La clave estuvo en el 13 de marzo. Ese día los profesores de los centros debían conjurarse y comprometerse en la elaboración de un detallado y minucioso plan de trabajo a distancia por parte del equipo docente que incluía reuniones virtuales en directo y sesiones de master class grabadas previamente, para facilitar la continuidad del trabajo de los alumnos. Me comenta una profesora de Zaragoza: «fue un día frenético». En primer lugar, coordinación entre el profesorado. A continuación, pasar por las clases de alumnos para concienciarlos de que «estos días no son de ninguna manera unas vacaciones» y explicarles detalladamente el plan de teletrabajo. Por último, tranquilizar e informar detalladamente a los padres de cómo va a ser la enseñanza a distancia a sus hijos y, principalmente, cómo pueden colaborar con los profesores. Me encantó el plan de dos colegios de Madrid (Alameda de Osuna y Arcángel): «Para que la coordinación sea adecuada habilitan videoconferencias diarias para resolver dudas por materias, lo que les permite poner en práctica la metodología virtual de ‘flipped classroom’, gracias a la conectividad, formación exhaustiva del profesorado y las herramientas de las que disponen en el centro. Por otra parte, fomentan el trabajo colaborativo y cooperativo de los alumnos quienes, a través de las nuevas tecnologías, continúan trabajando de forma autónoma en pequeños grupos, siempre con pautas y objetivos de aprendizaje muy marcados y supervisados por sus profesores. Aseguran que «la motivación del alumno es muy alta, se siente atendido, ayudado y recibe un ‘feedback’ continuo; no falta ninguno a las clases en directo. La respuesta de las familias está siendo muy positiva. Son conocedores del trabajo que existe detrás de este plan y, seguimos celebrando reuniones online o telefónicas con la familia y el alumno cuando es necesario». Algo similar realizaron en otros colegios y me confirman textualmente que: «recibieron instrucciones de la inspección», «los profesores tienen muy claro que no se trata de un mes más de vacaciones y no han perdido su preocupación real por los alumnos, contactando de manera personal con los que ‘no dan señales de vida’». «Llamadas por parte de la inspección para interesarse por el seguimiento con alumnos y familias, ofreciendo sus servicios para cuando los necesitemos». «Amplia disponibilidad para resolver dudas y disponer de diferentes opciones para poder hacerlo, vía ejemplos resueltos, Power Points comentados (con audio), videoconferencias»… ¡Chapó a estos centros por su esfuerzo para superar la situación!En algunos casos el cierre de centros cayó súbitamente y sin estar preparados, lo que provocó un cierto despiste y descontrol. No todos los alumnos cuentan con medios en sus casas para estar conectados y no todos los profesores están familiarizados con las plataformas ‘online’ y, aunque deseaban seguir en contacto con sus alumnos, se encontraban abandonados en el desierto. Finalmente han «ido tirando de aquella manera» con el correo electrónico, con muchas horas de dedicación y con escasos y precarios resultados. Los más versados en las TIC utilizan una larga lista de plataformas entre las que destaca Moodle, pero también Gsuite, Classroom, Meet,skype, zoom, microsoft teams, Hangouts o google Meet para las videoconferencias con los alumnos.

Después de esta información el lector puede sacar sus conclusiones. Yo también daré las mías: El coronavirus nos ha hecho entender la necesidad de estar preparados para afrontar el teletrabajo, concretamente la enseñanza a distancia a la que muchos profesores no habían tenido que enfrentarse en su día a día de clases presenciales. En esta ocasión, ante el factor sorpresa de la pandemia, tenemos que aprender la lección. Puede servirnos de modelo el simulacro de evacuación para el desalojo de centros en caso de incendio o amenaza de bomba que debemos hacer todos los centros y todos los cursos en el primer trimestre. Todo el personal del colegio tiene que conocer perfectamente el proceso de desalojo.Algo similar podríamos hacer con el teletrabajo, entrenando un protocolo muy claro para el personal del centro y que sea conocido por todos los miembros de la comunidad escolar: alumnos, padres y profesores, por si es necesario el cierre de las instalaciones otra vez ante la falta de luz, calefacción o por la visita de otro ‘corona’.Los tiempos han cambiado. Internet nos ha dado la oportunidad de modificar nuestras vidas. Hace quince años no se concebía el trabajo a distancia. Espero que, si desgraciadamente volvemos a sufrir un cierre de centros similar, el mundo de la enseñanza haya tomado medidas para entrenar a los alumnos y profesores y asegurarse de que, dentro del caos, todo funcione. Deseo finalizar con un vaticinio infalible: «Este modelo de enseñanza no presencial que nos ha traído el coronavirus viene para quedarse».
Lo más leído