03/05/2021
 Actualizado a 03/05/2021
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Las elecciones autonómicas madrileñas han vuelto a poner al rojo vivo la sordidez de la política tal como parecen entenderla hoy estas generaciones de aspirantes a vivir de ella y no para ella, al parecer. Y viene a la memoria un pensamiento del gran poeta indio R. Tagore en ‘La casa y el mundo’: «¿Para qué encender el fuego si no tenéis nada que cocinar?»

Sorprende el paralelismo entre el personaje ‘Sandip’ y algunos de los políticos patrios predicadores hoy del populismo, sea este de más a la izquierda o de más a la derecha del llamado arco nacional. Y es que éste parece ajustarse a un modelo típico de la palabrería andante, pero vacío de contenido, y con la única intención final de hacerse pronto con el poder (económico, por favor)

Parecía impensable que, después de tener delante la secuencia completa de todos los líderes que en el siglo XX protagonizaron nazismos y comunismos a rabiar, las gentes del XXI volvieran a dar cancha a estos sujetos; pero así es. Como contrapartida, el personaje de Nikhil, el noble y rico, y sin embargo confiado amigo de Sandip, idealista y bienintencionado, partidario de que al pobre no hay que darle peces sino enseñarle a pescar, se verá desposeído de todas sus razones y hasta del amor de su esposa Bimala, atrapada también en las redes del falso embaucador. Aun así, seguirá pensando: «Valdría más, a buen seguro, reírse del mundo que llenarlo de lágrimas».

Cuando el confiado e ingenuo terrateniente y el revolucionario debaten sobre el éxito, objetivo único del segundo, aquel asegura: «Por el éxito que buscas es necesario vender el alma. Pero el alma es más valiosa que el éxito». Y, he aquí una reflexión muy actual: «¿Existe algún país donde la sumisión al gobierno no se obtenga por miedo». «Se puede medir la libertad de un país por el miedo que reina en él. Donde únicamente el miedo retiene a los malhechores, el gobierno puede lisonjearse de liberar al hombre de la violencia del hombre. Pero donde el miedo reglamenta los vestidos, el comercio y la alimentación, la libertad humana es ignorada y la humanidad está minada en su misma base».

«Había aprendido que nunca llegaría a ser libre si antes no había aprendido a liberar». Hay lecturas que nunca estarán de moda en países en los cuales los poetas como Tagore no tengan un lugar de honor. «¿Para qué salir de casa para perderlo todo?» Es el verso que suele citar el cronista. Y hoy añadiremos este que ha motivado la reflexión: «Encender el fuego, no significa que tengamos carne que asar».
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