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En torno al tren-burra (I)

06/04/2015
 Actualizado a 15/09/2019
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En estas fechas se cumplen los cien años de la puesta en marcha del ferrocarril de vía estrecha entre Medina de Rioseco y Palanquinos denominado el tren-burra de forma popular a tenor la escasa velocidad que alcanzaba en tramos concretos y que permitía a los viajeros bajar del convoy para hacer acopio de las ricas uvas que cada año producían los innumerables viñedos de la zona, hoy desaparecidos en gran parte, y volver a subir al vehículo sin necesidad de realizar especiales esfuerzos.

Durante tres años pude ver el automotor salir y llegar a la estación de Valencia de Don Juan con escasos viajeros y mercancías variadas que después distribuía por comercios y viviendas el señor Pablo ‘Morroduro’ utilizando una plataforma tirada por un caballo hasta que en el año 1969 el tren realizó su último viaje por el camino de hierro que tenía en su recorrido alrededor de 40 paradas entre estaciones y apeaderos.

Diez años después algunos alcaldes denominados democráticos se interesaron por la compra de la superficie que ocupaba la ya inservible vía así como de las casas construidas en las estaciones o cruces importantes con caminos y carreteras.

Para entonces ya se habían apropiado de determinados tramos algunas personas a título personal mientras que en Valencia de Don Juan el Ayuntamiento compró el trayecto existente entre el Fresno de la Vega y Castrofuerte y los edificios que se habían dedicado en la estación a sala de espera, facturación y almacenes, tomando así una mayor relevancia en las comunicaciones locales el coche de Martiniano.

Con aportación de diferentes subvenciones se preparó lo que ahora se denomina Vía Verde, el muelle se utilizó por primera vez para la celebración de una edición de la popular Feria de Febrero y la zona construida para escuela-taller que fue determinante para poder realizar la importante restauración de la plaza de toros Martínez Zárate, desde hace años de propiedad municipal.
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