En Montrondo no se pregunta si es niña, sino si son gemelos

Había 7 parejas de gemelos por el 2010, ha pasado otra década y alguna de aquellas parejas ha visto incrementar el número de parejas hasta once, una cifra de difícil explicación pero una realidad evidente

Fulgencio Fernández
26/07/2020
 Actualizado a 26/07/2020
Cuatro parejas de gemelos, las que pasaban el verano del año 2014 en el pueblo, donde se reúnen generalmente para las fiestas. | MERCHE GARCÍA
Cuatro parejas de gemelos, las que pasaban el verano del año 2014 en el pueblo, donde se reúnen generalmente para las fiestas. | MERCHE GARCÍA
En Montrondo las anécdotas de gemelos están a la orden del día. Uno que se examina por el otro, las mil y una confusiones, una que saluda a su hermana y resulta que es ella misma pero se estaba viendo en el espejo, aseguran que tienen telepatía y hasta van a la tele a demostrarlo...

Habría mil historias más. Las hay en Montrondo pues este pueblo omañés, con menos de veinte vecinos en invierno, ostenta desde hace bastantes años un curioso récord; el de ser el que más gemelos tiene por metro cuadrado. Evidentemente no viven allí la mayoría, son jóvenes y como de tantos otros lugares se han ido pero tienen sangre —y tal vez agua— de Montrondo y regresan a su pueblo todos los veranos, pero es complicado hacerlas coincidir. «Y este año peor, porque cuando más estamos es en los días de las fiestas patronales y como no las va a haber pues se complica todo», reconocen dos de las que más vuelven pues sus padres son de los que sí viven allí, Adriana y Patricia.

En el año 2012 fue tal vez cuando más coincidieron, eran cinco parejas las que estaban y posaron para un reportaje en La Crónica de León en la que bromeaban los vecinos. «Sí están muchas sí, que en invierno apenas somos 15 pero a la hora de comer aparecen 200», pues uno de los actos más entrañables de estas fiestas es precisamente la comida popular para todos los que estén en el pueblo: «Se consumen 20 kilos de arroz y tenemos que hacer hasta siete corderos asados».Era complicado hacer pleno entonces pues ya estaban repartidos por media España, de Asturias a Andalucía, pero aún más ahora porque, hace recuento Salomé, «entonces eran siete, pero ahora ya son once, parejas claro», aclara esta madre de gemelas, que va a ser abuela y cuenta como «cuándo van a la primera ecografía «no preguntan si es niño o niña, preguntansi son gemelos».Cuando Salomé dice «entonces» se refiere a los años posteriores a 2010, cuando las reuniones, los reportajes en el periódico... «Eran siete y parecía un hecho puntual, una casualidad, pero cuando han seguido naciendo, que ya son once, ya es cosa de ponerse a pensar más seriamente que algo tiene que haber».Y en ese algo sale a colación la tesis que defendía uno de los vecinos más recordados del pueblo, Benigno,el que recitaba romances, conocía los nombres de todos los montes y pagos del pueblo y contaba cómo había sido aquello que llamaban «maestro de manzanas, que ni éramos maestros ni nos pagaban con manzanas, pero era el nombre que nos daban a los que se nos daban un poco mejor las letras y se las enseñábamos a otros». Y la teoría de Benigno es que esa inusitada fertilidad la daba una fuente cercana al pueblo; no se sabe si porque bebían o porque al ir a la fuente, en un lugar apartado... ya me entienden.

Y así, con ese agua, fueron naciendo en Montrondo Encina y Ana, de 43 años ahora; Mariela y Rosabel (39 años); Elena y Marta (de 38); Patricia y Adriana (34 años); Nelly y Elena (29); David y Diego (26); Ana y Salomé (21) y las nuevas generaciones que se han sumado: Ángel y Lucía (mellizos de 8); Alonso y Carmen (2 años) y los benjamines, Luca y Lía, de tan solo un año. Y los que vengan, que la fuente sigue manando. O lo que sea.
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