En los reyes creen los padres

06/01/2021
 Actualizado a 06/01/2021
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Están hoy (que era ayer cuando lo leas) los niños desatados, incontrolables, nerviosos... por la noche que se acerca, por la salud de los camellos, si la nieve dejará llegar a los magos, que finalmente siempre llegan aunque vienen de Oriente.

Acabo de venir del bar. El centro de todas las conversaciones, de la atención, de la tarde, era Álvaro que –al margen de su disgusto por el mastín malo que le mató a su perro bueno– cada pocos segundos repetía muy serio la misma pregunta, como si ya hubieran pasado horas. «¿Tú sabes por dónde vendrán ya los reyes, es que le mandaron un Whatsaap a Marga de que estaban las carrozas saliendo de León? ¿Ya habrán pasado La Robla?». Y recuerda que tiene que dejar la ventana abierta, llevar tres magdalenas...

Ese momento, esa cara, esa pregunta, eso son los reyes magos.

Quienes realmente creen en los reyes son los padres y no al revés. Mantener la magia de esta noche es puro egoísmo de tantos padres que harían lo que fuera, si no existiera esta celebración, por ver la cara que ayer ponía Álvaro, la ingenuidad de su pregunta, el azogue al dormirse y el amanecer del día 6, ese momento en el que rompen nerviosos los envoltorios de unos juguetes que al día siguiente ya están tirados en un rincón. O rotos. Pero los padres ya han celebrado su fiesta, ya están esperando la del siguiente año. Y cuando dejan de creer saben los padres que se les están haciendo mayores demasiado deprisa, que se les escapan del truco de la magia.

Cómo para sujetar a ‘Vicentina junior’ en la espera de la gran noche.
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