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En León, al revés

22/01/2018
 Actualizado a 18/09/2019
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La visita a León del presidente del Gobierno no irá más allá de una pequeña enmienda para lavar la imagen después del error que cometió al atribuir al Reino Unido el ser origen del parlamentarismo, cuando los leoneses en general ondeábamos la bandera de ser los precursores en esto de sentar al pueblo llano junto al clero y la nobleza en los asuntos de la administración pública y los leonesistas en particular aprovechaban para cargar contra los que dirigen las provincias desde Madrid.

Rajoy llega a León a reponer el menoscabo de quitarle el privilegio de ser donde se gestó el precedente institucional más cercano a las Cortes que hoy conocemos, y lo hace pocos días después de tener que leer al gran José Sacristán diciendo que nuestra tierra le gusta porque se identifica con «esa Castilla fría y áspera», matizando que es «al mismo tiempo cojonuda» pero sin aclarar si fue porque no tiene ni idea de que León y Castilla no son lo mismo o si fue un lapsus.

Sin entrar en el terreno del fútbol, creo que el leonesista auténtico es sufridor por naturaleza y por eso ya está acostumbrado al desaire. Por eso en el mismo lote de Sacristán llegó el alcalde de Huelva a traspasar a León el título de capitalidad española de la gastronomía soltando la perla de que «León es una ciudad castellana que sabe rico» y uno de los principales diarios españoles publica un reportaje sobre la hostelería leonesa que titula ‘Al rico León’ pero arranca con la cantinela de «la ciudad castellanoleonesa…».

Aunque hay excepciones, cada vez estoy más convencido de que el Estado de las Autonomías ha hecho a España más daño que beneficio. Y si no saque la calculadora, tire de estadísticas –las que quiera– y haga números. Luego deduzca lo que nos cuesta mantener el derroche de algunos gobernantes para crear este entramado de pequeños estados llenos de duplicidades, donde unas provincias salen beneficiadas y otras perjudicadas y exija lo suyo. Y ya por último repare en detalles como el de crear proyectos para inculcar que León y Castilla son lo mismo. Después ya puede sacar la bandera y hacer campaña en las redes sociales. Pero, como hacemos con el cocido maragato, en León nos gusta empezar las cosas al revés, vamos a lo banal y así nos va.
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