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En la hora de las lamentaciones

05/05/2019
 Actualizado a 16/09/2019
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El acojone, a dentelladas, está anidando en la sede del PP de León. Pintaron bastos en las elecciones generales y las expectativas para el último domingo de mayo –con las municipales, autonómicas y europeas sobre el escenario– se están arrugando como las pasas de moscatel. Además de la influencia que marca el desastre nacional de la formación, las cosas, aquí, se han venido haciendo –como dicen en Valladolid– de aquella manera. Igual que en el resto de España. Pero cada palo que aguante su vela.

El problema no es ya el desapego de los votantes naturales del charrán, que también, sino la de muchísimos militantes activos, quienes –según cuentan los propios interesados– están hasta el gorro del partido y de quienes lo ‘dirigen’. Cistierna, un baluarte para presidir la próxima Diputación, resulta un claro ejemplo de esa ruina contagiosa.

Ahora es muy fácil echar la culpa a otros. Siguiendo la línea oficial, Juan Martínez Majo se ha escudado en ello. Qué pena. Debería reflexionar sobre su futuro más cercano. El PP no ha ganado ni en su tierra de adopción, en Valencia de Don Juan. El cuento ese de que se presentaba una hija del pueblo como número 2 del PSOE y de ahí el arrastre de votos hacia la izquierda es una filfa. También se presentaba la alcaldesa de Garrafe de Torío al Congreso y en su demarcación le mandaron a hacer puñetas. Arrasaron los socialistas. Y en Páramo del Sil, el feudo delsecretario general de los ‘populares’ leonesesy alcalde, Ángel Calvo, fue una catástrofe. Sólo Javier Santiago Vélez, regidor de Almanza y ya senador electo, mantuvo el tipo en su Ayuntamiento.

Argumentar, por lo tanto, que la hecatombe es ‘responsabilidad’ de Vox –aunque no lo mencionara expresamente– es mentir. Porque el auge de la formación de Santiago Abacal es culpa del Partido Popular y sus múltiples sacristanes y acólitos. En el Estado y en León. Y lo es porque desde la llegada de Pablo Casado a la presidencia nacional no saben por dónde andan, qué son, ni qué coños hacer para mantener el crédito. Eso sí, el asunto es seguir en el machito. ¿Y, a todo esto, a qué se dedica Mañueco, el amo regional del partido? ¿Se estará ‘centrando’ como, tras la debacle del domingo, ha anunciado el propio Casado? Todo es posible.

Pues bien, el tembleque más acusado alcanza a la capital leonesa y a Ponferrada. Silván confía en dar la vuelta a la tortilla y mantener el puesto. Las expectativas no dicen eso. En el Bierzo, el desagüe sigue abierto y puede ocurrir lo mismo. El asunto está jodido porque los votos de Ciudadanos no van a mermar, y los de Vox, en el peor de los casos, se podrían mantener. Lo dicho, que se aten bien los machos porque (les) llegan más tiempos difíciles.
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