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En boca cerrada

12/04/2021
 Actualizado a 12/04/2021
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Con tantos expertos de barrio sobre todas las cosas de las que se hable, pero ahora especialmente en pandemias y epidemias, virus, vacunas e inmunización, algunas veces como mejor está uno es callado. Sí, reservado ante un grupo de doctores sin tesis y versados con titulación superior obtenida en la universidad de Telecinco o la de Facebook y Twitter –que también reparten diplomas– le aseguro que hay ocasiones en las que por muy conocedor que sea del tema es mejor desconectar de la conversación y dejar al de la palabrería con su discurso, aunque luego esté uno dos días riéndose de él.

Lo explica bastante bien la teoría de la espiral del silencio de la politóloga alemana Elisabet Noelle-Neumann, quien aseguró que para que una persona opine sobre algo, usualmente, sondea el clima de opinión con la intención de analizar qué relación gradual atesoran sus opiniones con las del espacio público. Decía que este clima de opinión generado por los medios de comunicación estimula al individuo si se acerca a la opinión mayoritaria o le cohíbe si forma parte de la minoría.

En la psicología de la comunicación la tendencia que desvela el estudio es que los individuos que tienen posiciones diferentes a las mayorías permanecen callados o se decantan por una opción mayoritaria que agrade más al conjunto. Claro, que frente a esta debacle, se encuentran sujetos que se reafirman en sus posiciones y no se dejan vencer para que su voz sea escuchada. Lógicamente.

Todo esto en el ámbito académico se resume lo que a pie de calle o en el bar del pueblo encierra el consejo del viejo refranero que dice que «en boca cerrada no entran moscas». Y es lo que a usted le habrá pasado alguna vez que se habla por poner un ejemplo más que actual de las vacunas, hospitalización, virología y gestión sanitaria tenga o no idea del tema. Es cierto que a veces por mucho que lo intente es imposible resistir a las teorías y los consejos porque hay sabios que llevan la verdad absoluta y ni poniéndolos toda la tarde a dar cabezazos contra la pared entran en razón. ¿A que conoce unos cuantos?
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