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Empleo y suicidio político

04/06/2015
 Actualizado a 18/09/2019
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Hay veces que a ciertos partidos las cosas les salen mal porque ponen todos los elementos necesarios para que así salgan. Hay veces que insisten en argumentos que al público le parecen una burla. Es el caso del Partido Popular en este momento.

Se han hecho públicos los datos de paro y cotización a la Seguridad Social con gran júbilo por parte de los conservadores. Que el paro baje y que el número de cotizantes crezca parecencondición suficiente para decir que el país va bien. No ha sido bastante la pérdida aguda de apoyo en las últimas elecciones locales y autonómicas como para que sean conscientes de que es un error creerlo. Pese a que se acaba de votar en buena medida en clave nacionalno se dan por aludidos.

El hecho es que para que el mes de mayo haya sido uno de los mejores de la serie histórica han tenido que firmarse miles de contratos con condiciones laborales degradadas. Se tienen que haber tramitado tantos como crecimiento registrado más otros muchos más que han venido a sustituir a todos los empleos que se han destruido en el periodo. Y es que el balance laboral es el saldo entre los despidos que se producen cada mes y los contratos generados en el mismo mes. Eso quiere decir que si hay por ejemplo cien mil cotizantes más es consecuencia de que se han firmado unos doscientos mil contratos.

En los tiempos que corren cualquier nuevo contrato tiene peores condiciones que aquellos que se han destruido. Por eso el fuerte repunte del empleo en este mes se traduce paradójicamente en un rápido deterioro de las condiciones laborales de los españoles. Y decir que es mejor trabajar que estar en el paro es verdad, aunque también quiere decir que la gente que lo destaca está en la posición del “todo vale”. Sin embargo el ciudadano normal piensa que no todo le valdría.

Debido a esta dinámica se está completando un proceso acelerado de proletarización de la mayor parte del país. Las clases medias están pasando a ser clases bajas. En esas condiciones afirmar que la economía española va bien es una temeridad. Irán bien las cifras macroeconómicas, pero las finanzas familiares van de pena. Que un partido insista en que todo va bien en esta tesitura refleja una profunda falta de perspectiva, una interpretación errónea de los datos, una insensibilidad social insultante y una completa falta de conciencia sobre el empobrecimiento general, algo que a la mayoría afectada le desagrada. Y en esas condiciones dicha mayoría piensa que es mejor que sean relevados en el poder por otros con más valores humanos y menos ceguera social.
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