Emoción a orillas del Cea

Andrea Valbuena, la poeta que arrasa en Instagram, tiene sus raíces en Tierra de Campos. Los recuerdos de su infancia y los silencios de las esquinas de su pueblo se agolpan en las páginas de las dos obras que lleva publicadas

Víctor S. Vélez
04/03/2019
 Actualizado a 19/09/2019
Andrea Valbuena. | CRISTINA ESCOBAR
Andrea Valbuena. | CRISTINA ESCOBAR
Hasta el alma más nómada cuenta con un lugar que lo mantenga anclado a la tierra. Para Andrea Valbuena ese lugar está a las orillas del río Cea. Las raíces de esta poeta del siglo XXI que contabiliza más de 24.000 seguidores en su cuenta de Instagram, se encuentran en los cada vez más vacíos pueblos de Tierra de Campos. Raíces maternas en Cea y paternas en San Pedro de Valderaduey que han influido notablemente en las dos obras que hasta el momento ha publicado y que la convierten en una de las mayores promesas nacionales del género.

Mágoa’ y ‘Si el silencio tomara la palabra’ son las dos creaciones de esta escritora leonesa que rompe con el tópico de que en la poesía del siglo XXI, lejos de que no se entienda nada, se entiende todo demasiado bien. La de Andrea Valbuena es una pluma intimista, profunda y de puertas hacia dentro que hace malabares con las palabras para dejar abierta cada pieza a la interpretación del lector. Como ella misma asegura a este periódico, «si no hubiera nadie al otro lado leyendo, yo seguiría escribiendo».

Recuerdos buenos y malos, desamor, familia y melancolía se dan cita en lo que ella define como «un caos» que ya la ha valido ser reconocida con el Premio Valparaíso de Poesía. «El equilibrio en mí existe poco y prefiero el caos. Algo que en la poesía se nota. Tal vez, algún día madure y escriba un libro que gire en torno a un único tema. Escribo sobre lo que me invade y me emociona», señala.

Buena parte de eso que invade y emociona a Andrea Valbuena está en su pueblo de León. En especial, las esquinas ahora vacías de Cea que son las que ella cree que más tendrían que decir en el caso de que, como reza el título de su segunda obra publicada, el silencio tomara la palabra. «Seguro que nos hablaría de las ausencias y de no abandonarlo. Hablaría de sus esquinas vacías, que yo recuerdo llenas de gente hablando y socializando en los bancos a la puerta de su casa». Esta poeta de 26 años todavía tiene frescos los recuerdos de cuando siendo una niña cogía su bicicleta en los veranos e iba de peregrinación de esquina a esquina «parando a hablar y aprender de las personas mayores, sobre todo en San Pedro».

Un bagaje que se nota en sus poemas, algunos como ‘El Majuelo’ que cuenta la historia de una anécdota familiar de sus abuelos. De cómo su abuelo Valentín compró unas tierras para garantizar que a su esposa no la faltaran esas uvas con queso que tanto le gustaban. «La inspiración surgió en Cea cuando estábamos recogiendo los palos con mis primos y tíos después de podar el majuelo. Mi primo Ángel se quejó de que estábamos perdiendo el tiempo en una tierra que no daba nada. Entonces mi tía Toñi nos contó que si no lo hacíamos por nosotros, lo hiciéramos por mi abuela y nos contó aquella historia», explica Andrea Valbuena al tiempo que reconoce que no dejó de sorprenderla puesto que Valentín «era pastor, un hombre reservado de la zona y no me imaginaba eso». «Son personas que no decían todos los días que te querían, pero te demostraban el amor con actos».

Recitales por latinoamérica

Historias con vida propia como estas han sido una constante en su, por el momento, corta obra que le han llevado a cruzar el charco de la mano de Elvira Sastre, su amiga desde el instituto y estrella de la poesía contemporánea. Compartiendo piso con ella descubrió un Madrid de noches de micros abiertos, de recitales y cantautores. «Un mundo del que nos empapamos y en el que comenzamos a recitar», comenta Andrea Valbuena.

Unos recitales que forman parte de la poética y, como ella misma describa, caótica vida de esta joven de Cea y que la llevan por institutos de toda España con la misión, tan romántica como kamikaze, de acercar la cultura a la adolescencia. «Este año, Elvira y yo hemos ido a Valencia, Barcelona, Sevilla y Málaga. Pronto volveremos también a América Latina», apunta.

Volverán porque varias ciudades de sus ‘tours’ por México y Argentina ya han sido testigos de una emoción en directo. «Son experiencias inolvidables porque nos demostraron mucho cariño y nunca en la vida imaginé que podía despertar esas emociones en nadie. Es un público que valora y consume mucha cultura», recuerda la escritora.

Ser poeta en el siglo XXI

En el caso de Andrea Valbuena se rompe ese otro tópico de ‘poetas influencers’ a la caza de ‘followers’. Y es que ella trazó un rebelde camino a la contra en el que primero probó con el papel y, después de publicar, llegaron los seguidores. Sobre esa convivencia de verso y tuit opina que son compatibles y una herramienta de uso necesario en la época que la ha tocado vivir. «El tiempo acabará por discernir entre lo que es un verso y un tuit», reflexiona la prometedora escritora.

Aunque «orgullosa millennial y parte de esta generación», ella apuesta por separar redes sociales y poesía puesto que «en el papel hay que buscar una mayor corrección y un respeto al formato». También porque Andrea Valbuena firma con un nombre y un apellido, sin esconderse en un arroba o un pseudónimo, que da pista de su poesía intimista en la que prima el emisor. «Me ha gustado siempre como suena mi nombre, no podía firmar de otra manera», bromea.

La juventud de esta autora no implica la inmadurez del ansía por publicar, por el contrario asegura que es «algo que me tomo con calma, que va saliendo», al tiempo que compagina sus recitales y producción literaria con los estudios. Trabajando en su tercer libro, Andrea Valbuena es consciente de haber experimentado una evolución tanto artística como personal. «Aunque sigo influenciada por el amor y la nostalgia, intento ir buscando cosas más profundas. Antes me veía más adolescente y noto voy cambiando», reflexiona sobre un crecimiento paralelo al de su poesía.

Andrea Valbuena ha vivido en Barcelona, Burgos, Madrid o Segovia, pero asegura que su lugar en el mundo está en Tierra de Campos, una comarca que siente como propia. «Mi pueblo es lo único que me queda para sentirse de alguna parte».

Elvira Sastre escribió de esta creadora de emociones que «si quieres, puedes escucharla, pero ella no te va a obligar». Precisa descripción, a la que se puede hacer una osada excepción para escuchar que Andrea Valbuena cree en la poesía ‘como arma cargada de futuro’. «Es un combatiente muy leal que siempre va a estar al lado de la gente». Todo en ella es poesía.
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