Elocuencia

08/02/2018
 Actualizado a 19/09/2019
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Aristóteles, padre de la lógica, fue un gran orador que hacía uso de una gran capacidad razonadora y retórica, dejó grandes tratados que a día de hoy aún siguen vigentes y su gran elocuencia ha quedado reverenciada en infinidad de manuscritos. Aristóteles al igual que muchos otros que llegaron después, han seguido con una tradición, una doctrina para muchos, la elocuencia. Algo que podemos afirmar, es que nos rodean muchos que confunden la ‘comidilla de oreja’ con ser grandes elocuentes, creyéndose merecedores de algún tipo de admiración y liderazgo. Algunos les llaman vendedores de humo, otros simplemente cargantes, pero lo cierto es, que abundan y cada vez más. A falta de contenido, venden charlatanería sin veracidad alguna, mientras algunos les escuchan y les dan la razón sin contrastar el mensaje. Les voy a decir que en los últimos años he ido adquiriendo superpoderes, algo así como un personaje de cómic pero en la vida real. Entre todos ellos, y al que más aprecio le tengo, es la pronta identificación de estos seres, que con mucha antelación, puedo esquivarlos casi a la velocidad del rayo. En su elocuencia se encuentra la mentira, la manipulación y un sin fin de planes malvados, que cualquier villano de cómic se quedaría a medio camino. Son los nuevos Lex Luthor o el Duende Verde de nuestra sociedad, que no tienen reparo alguno en anteponer sus propios asuntos a los del prójimo sin importar demasiado o nada el daño que puedan causar. ‘In interiore homine habitat veritas’, o lo que es lo mismo, en el hombre interior habita la verdad, la misma que pierda fuerza en manos de unos pocos desalmados en su afán de conquista por campos o territorios que no les corresponden. Lo único cierto de su elocuencia, es la sensación que experimentan al sentirse menos incompetentes y la intención de socavar cualquier sentimiento de valía. Así es, elocuencia, elocuentes, palabras que se las lleva el viento o un simple bufido para despejar las dudas. Del como responder a tal propósito, solo ustedes sabrán manejar sus superpoderes, que a bien seguro deberán utilizar con mayor o menor frecuencia y que al igual que Aristóteles la retórica será referencia obligada para su propia protección, aunque un poco de Kryptonita nos vendría bien para anular muchas de estas elocuencias e incluso a más de un elocuente. Véase a nuestro alrededor, identifique y rechace imitaciones de lo que en antaño fue una disciplina que obligaba entre otras cosas a la aventura del conocimiento y del saber.
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