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Ellas y sus ficciones

23/10/2021
 Actualizado a 23/10/2021
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El pasado lunes 18 de octubre se celebró el ‘Día mundial de las escritoras’. Aunque cada vez soy más alérgica a los ‘días de’, en este caso es conveniente agarrarse al calendario para reflexionar sobre cómo va cambiando el mundo para este grupo de mujeres que han elegido escribir, entre las que me incluyo.

La Historia de la Literatura arroja algunos nombres que fueron grandes testigos de su época, sobre todo a partir del Romanticismo: Rosalía de Castro, Emilia Pardo Bazán, Virginia Woolf, Charlotte Brontë y ya en el siglo XX la nómina se amplía considerablemente con nombres como Ana María Matute o Carmen Laforet.

Actualmente somos muchas las mujeres que elegimos escribir como profesión, como vocación o como terapia, parece ser que somos mayoría en la sección de infantil y juvenil, y que preferimos la poesía y la ficción narrativa frente al ensayo. Aunque cada vez hay más mujeres que eligen este último género tan tradicionalmente masculino.

Pero ¿qué ocurre a la hora de publicar? Los últimos datos del Ministerio de Cultura afirman que los hombres publican el doble que las mujeres. Por ejemplo, de los 55.501 títulos publicados en 2018 (las estadísticas de la pandemia están por ver), solamente el 32% tuvieron autoría femenina. Y no deja de ser llamativa esta desigualdad, dado que las mujeres leemos mucho más que los hombres. Esto sucede en España y en todo el mundo, y se achaca a un estereotipo muy anclado en nuestra cultura en el que leer es un hábito tradicionalmente femenino.

Además, hay otra cuestión candente: ‘Las escritoras no tienen hombres que las lean’. Así lo afirma el ensayo publicado por la escritora británica Mary Ann Sieghart. No en vano, autoras muy recientes siguen firmando sus obras con iniciales y apellido, por si ese misterio nominal atrajese por descuido a más hombres hasta sus páginas. ¿Qué podemos hacer para que ustedes nos lean, chicos?
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