Eliminar la discriminación, también en el arte

Isabel Alonso ha evolucionado desde los parámetros más formales de las disciplinas artísticas hasta el momento actual en el que todo lenguaje y todo material le sirve para contar historias

Mercedes G. Rojo
05/06/2018
 Actualizado a 16/09/2019
La artista Isabel Alonso en su estudio.
La artista Isabel Alonso en su estudio.
«Es fundamental seguir rescatando y construyendo esa genealogía de mujeres artistas que ha sido invisibilizada a lo largo de la historia, modelos que han existido siempre pero cuyo reconocimiento no interesaba. Y muy especialmente esas artistas feministas que abrieron nuevas narrativas y consiguieron hacer tambalear los discursos de poder y coacción dominantes». (Isabel Alonso. Artista multidisciplinar).

Conocí a Isabel Alonso (Bata, Guinea Ecuatorial. 1963) en Astorga hace algunos años a través de su proyecto ‘Bellas pero no durmientes’ en el que reflexionaba sobre «la construcción de la identidad, de las identidades, tanto personal como política y del papel que en dicho proceso juegan los imaginarios colectivos». Después vendrían otros, siempre buscando nuevas fórmulas artísticas de expresión no exentas de un importante contenido social en prácticamente todas ellas. Podríamos comenzar diciendo que Isabel ha evolucionado desde los parámetros más formales de las disciplinas artísticas hasta el momento actual en el que todo lenguaje y todo material con el que se sienta a gusto le sirve para contar historias, partiendo de la idea de «que todas las disciplinas dialogan entre sí y tienen un punto común de encuentro: que cuestionan y replantean las etiquetas, fundamentos de la discriminación». Tras comenzar experimentando con materiales no estructurados, su formación artística en la Escuela de artes y oficios de León la llevará a experimentar con distintas técnicas y materiales como barro, madera o piedra y, aunque se gradúa por la especialidad de escultura en piedra, sus obras actuales poco tienen que ver con ese camino iniciado, influida por las narrativas y lenguajes plásticos que descubre en el activismo de muchas artistas ligadas al movimiento feminista con el que se encuentra hace aproximadamente dos décadas, encuentro a partir del cual su concepción del arte y la utilización creativa del mismo le marcará nuevas pautas en el camino a seguir y que basará en la exploración nuevas técnicas, materiales, códigos de representación y mensajes.

Considera esta creadora que el arte nace con cada persona aunque solo si se consiguen las condiciones adecuadas para ello esa capacidad artística acaba encontrando, poco a poco, los cauces para desarrollarse en mayor o menor medida. En su caso lo siente como parte de su propia vida, esa energía vital, ese respirar sin el que dejaría de ser quien es para ser otra persona diferente, tal vez en un mundo paralelo a este. Se reconoce una mujer de influencias entre las que han estado clásicos como Miguel Ángel, Goya, Giacometti, Henri Moore, Klee, Kandinsky, Matisse, Oteiza…, una lista de hasta cuarenta nombres entre los que un día adquirió conciencia de que solo aparecían tres mujeres: Camile Claudel, Louise Bourgeois y Barbara Hepworth. La percepción de tal realidad, unida al encuentro antes mencionado con el feminismo, sería el revulsivo que la llevaría a «iniciar un viaje por el conocimiento de las artistas a lo largo de la historia» que la puso en contacto con el inmenso legado creativo de artistas como Ende, Artemisa Gentileschi, Kiki Smith, Valie Expor, Nancy Spero, Carol Rama, Barbara Kruger,…, un conocimiento gracias al cual su trayectoria artística dio un giro para crear un lenguaje propio, unas imágenes y un imaginario simbólico en el que por fin es capaz de reconocerse a sí misma. Por ese motivo echa de menos su presencia en los libros de texto que desde la formación reglada se siguen manejando y en los que todas estas mujeres siguen ocultas, privando con ello a nuestras jóvenes de modelos a seguir mucho más cercanos a sus intereses que los que nos ofrece la visión patriarcal del arte (como el de la sociedad); porque aunque las capacidades sean las mismas no lo son ni los intereses ni los lenguajes a utilizar. Y en este sentido falta – considera– no solo su presencia en el panorama académico, también en los de difusión y distribución, para que también ellas puedan exponer y comercializar los trabajos realizados y tener la oportunidad de que formen del patrimonio cultural, bien de nuestra ciudad o de otros ámbitos. Y es que, como ya lo han manifestado otras compañeras, se ha avanzado con respecto a otras épocas de la historia, pero los cambios son tan lentos que aún queda muchísimo camino por recorrer en aras de una igualdad real en el campo de lo artístico.

Consciente de que cada persona está en un proceso de cambio y evolución continua, esta misma idea es la que aplica Isabel A. a su proceso creativo, que comenzó por la investigación artística dentro de los parámetros más formales hasta llegar a la versatilidad en la que hoy se mueve, tanto en lenguajes como en materiales, destacando de este momento actual su proceso investigador sobre el movimiento sometido a la gravedad y en como aplicarlo a su obra.
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