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Elecciones y Diputación

09/05/2019
 Actualizado a 14/09/2019
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Los resultados electorales van a marcar el futuro de las diputaciones provinciales. Hay partidos que pretenden la eliminación de esta institución, pese a que es el elemento más valioso de la arquitectura institucional para conocer en detalle la prosperidad económica de las provincias. La liquidación de las diputaciones tiende a eliminar información incómoda para los gobiernos autonómicos, que transmiten la idea de que todas las provincias van «igual de bien». Nada hay más falso. La divergencia económica entre provincias de la misma autonomía resulta escandalosa. Entre León y Valladolid por ejemplo, la diferencia de prosperidad es tan acusada que en las cortes autonómicas se evita hablar de ella, en los informes de Consejo Económico y Social no se trata, y en las manifestaciones de los consejeros y el presidente ni se menciona.

La desaparición de las diputaciones permitiría maquillar los datos econométricos malos de ciertas provincias mediante la ocultación. No facilitaría hacer planes a medida para provincias desfavorecidas, algo que repudian los consejeros porque les coloca en situaciones comprometidas. Tampoco permitiría escuchar a los únicos interlocutores que hablan en nombre de las provincias: los presidentes de las diputaciones. En definitiva dejaría a las provincias desfavorecidas, coma León, aún más desfavorecidas.

Se dice que los delegados provinciales de las autonomías podrían hacer ese papel, pero 35 años de experiencia nos demuestran que un delegado autonómico es un parachoques del gobierno que le pone. Un presidente de la Diputación de León es elegido directa o indirectamente por los ciudadanos leoneses. Un delegado provincial es un señor puesto a dedo por el presidente autonómico, una garantía de que los problemas de León serán invisibilizados con tanta eficacia como él pueda. Está por llegar un delegado autonómico que se enfrente al gobierno por una situación de injusticia o agravio entre provincias.

Contrariamente a los que propalan algunos, las diputaciones manejan poco presupuesto, aunque son muy visibles. La de León tiene unos 130 millones de euros, no muy diferente al Ayuntamiento de León. La Junta de Castilla y León gestiona casi 11.000 millones, que deberían dejar en León un reparto de 1.800 millones aproximadamente –unas 15 veces el presupuesto anual de la diputación–. En consecuencia los partidos que abogan por la desaparición de las diputaciones, impulsan con ello la invisibilización de León. Convendría que Ciudadanos e Izquierda Unida, adalides de la supresión, explicasen cómo pretenden que se defiendan los intereses de León si se cumple su propósito.
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