Elecciones locales 2019: una puerta abierta a las oportunidades ofrecidas por una mejora en la gestión de residuos

Francesco Storino
22/05/2019
 Actualizado a 19/09/2019
Actuando en un ámbito más cercano al ciudadano, las administraciones locales son, posiblemente, las que determinan de una forma más directa la calidad de vida de un pueblo o de una ciudad. La mejora de los servicios básicos, tales como ordenación urbanística, servicios sociales, protección civil,patrimonio y medioambiente, transporte urbano, abastecimiento de agua, alcantarillado, alumbrado, limpieza viaria o gestión de basuras, es uno de los puntos más recurrentes de los programas electorales de los partidos que concurren en las próximas elecciones del 26 de mayo. Desafortunadamente, residuos y medioambiente son relegados demasiadas veces a una posición marginal en las agendas de las principales formaciones. Quizás la próxima cita electoral pueda revertir esta tendencia y volver a poner el tema de los residuos de actualidad. Para esto hace falta un cambio de mentalidad, dejando de ver los residuos como algo negativo, sino apreciando también las oportunidades de desarrollo que este sector nos pueda ofrecer.

Actualmente, en Castilla y León se está realizando un proceso de mejora de la gestión de residuos, ya que se han dado algunos pasos en la dirección correcta en cuanto a gestión de residuos industriales, agrícolas y ganaderos, residuos de construcción, reducción de las escombreras y depuración de aguas residuales. Sin embargo, en la gestión de los residuos urbanos todavía queda un amplio margen de mejora, a pesar de la existencia de un Plan Integrado de Residuos de Castilla y León que debería fijar las medidas para una correcta gestión de todas las tipologías de residuos.

Para garantizar el cumplimiento del objetivo vigente de reciclado del 50% de residuos urbanos en 2020, el Plan Estatal Marco de Gestión de Residuos, incluyó como medida a adoptar por las autoridades competentes, el incremento en cantidad y calidad de la recogida separada de las distintas fracciones que componen los residuos urbanos, en especial de la de losbiorresiduos (residuos orgánicos urbanos). De todas las fracciones que componen los residuos municipales, la que mejor se recicla en Castilla y Leónes el vidrio, con casi 20 Kg por habitante que se han reciclado cada año. La implantación de nuevos puntos limpios y la mejora de los que ya existen aumentará la calidad y la cantidad de la recogida diferenciada, pero sola no será suficiente.

Los biorresiduos constituyen la fracción mayoritaria de los residuos sólidos urbanos, aproximadamente más del 40%, por lo que su recogida separada es indispensable para poder cumplir los objetivos de reciclaje establecidos. Los biorresiduos están constituidos por los restos de cocina y jardín de particulares, comercios y hostelería, así como por restos verdes procedentes del mantenimiento de zonas verdes del municipio, como restos de poda, hojas secas y corte de césped. Su principal forma de reciclaje es el compostaje, un proceso que se basa en devolver a la tierra la materia orgánica en forma de abono.

Según la normativa europea para el 2023, todos los Ayuntamientos tendrán que contar con un sistema de recogida separada de biorresiduos. Muchas otras comunidades ya han implantado este modelo de recogida, otras lo tienen ya planificado. Por el contrario, en Castilla y León, sólo el Ayuntamiento de Valladolid, cuenta con un sistema de recogida diferenciada de la materia orgánica.

Hoy en día, en la comarca de El Bierzo y toda la provincia de León, en el sistema implantado de recogida y tratamiento, los biorresiduos son mezclados con otros materiales, en lo que se denomina “fracción resto”. Con este sistema, para separar los biorresiduos, es necesario recurrir a un tratamiento mecánico previo de separación que sólo consigue recuperar parte del material orgánico y lo hace además con baja eficiencia al encontrarse mezclado con otros materiales. Además, el transporte para el tratamiento de esta fracción se realiza en el polémico Centro de Tratamiento de Residuos (CTR) de San Román de la Vega. Su transporte hasta ahí implica un coste considerable e un gran impacto medioambiental si pensamos que desde el punto más lejano de nuestra comarca hasta el CTR hay más de 100 kilómetros. Las actuaciones de reducción de generación de residuos y de mejora del reciclaje realizadas hasta el momento en nuestra provincia han fracasado, teniendo en cuenta que el primer vertedero del CTR (donde se recoge lo que no se pudo reciclar en las instalaciones) se ha llenado con 6 años de antelación con respecto a lo previsto. Con la implantación de un nuevo modelo de recogida que contase con la separación en origen de los residuos orgánicos, sería posible mejorar el reciclaje de los demás residuos urbanos (plástico, metal, vidrio y papel) ya que serían recogidos con menos materiales indeseados.

El modelo que ha demostrado ser la mejor alternativa para la gestión de los residuos municipales es el que se basa en el principio de proximidad, es decir, la descentralización del servicio a través de pequeñas instalaciones más sencillas y eficientes, ubicadas lo más cerca posible del lugar de producción de los residuos. En el caso de los biorresiduos, consiste en su tratamiento mediante compostaje local, realizado en miniplantas municipales o mediante compostaje doméstico individual o comunitario. Las miniplantas de compostaje son pequeñas estructuras donde se tratan los biorresiduos generados en el mismo pueblo (o parte de ellos), habitualmente conuna tecnología muy sencilla, una reducida inversión inicial y con la mano de obra de personal local. Sus principales ventajas son los menores impactos (olores, ruidos, contaminación) con respecto a las grandes plantas de tratamiento industriales y una menor distancia de transporte, que se limita al territorio municipal. El compost obtenido puede ser finalmente utilizado por los servicios de jardinería del mismo Ayuntamiento, reduciendo la necesidad de compra de fertilizantes. El compost juega un papel fundamental en preservar la sostenibilidad de un territorio a través de la defensa de la fertilidad de los suelos. El compost es un recurso fundamental utilizado en la agricultura ecológica, ahora muy de moda en nuestra comarca.Además, el compost puede ser utilizado en cultivos forestales y en la recuperación de suelos degradados por la actividad industrial, minas y escombreras o para la recuperación de zonas afectadas por incendios.

El compostaje doméstico y comunitario constituye todavía un mayor nivel de descentralización, casi se podría decir de “auto-gestión” de los propios residuos. En estas prácticas es el mismo vecino que individualmente (compostaje doméstico) o en grupo (compostaje comunitario “de barrio” o compostaje escolar) realiza el proceso de compostaje, con el apoyo de personal cualificado. Estas prácticas no vienen desde muy lejos y están más difundidas de lo que se pueda pensar. Existen iniciativas de compostaje doméstico y comunitario en las comunidades más cercanas, Galicia, Asturias e incluso en León capital.

A través de las acciones de prevención y de la gestión local de los biorresiduos es posible reducir las cantidades de residuos que hay que entregar a las empresas de recogida y tratamiento, reduciendo su coste de gestión. Reduciendo los residuos que tienen que llevarse los camiones de la recogida, es posible reducir el número de camiones diarios o la frecuencia con que necesitan pasar. Esto es de especial interés en aquellas poblaciones más aisladas de nuestro territorio rural, mal comunicadas o de difícil acceso, donde los camiones tienen que recorrer kilómetros para ir a recoger unos pocos sacos de basura.

Una planificación eficiente de las acciones de prevención, recogida y tratamiento local de los residuos municipales nos brindaría nuevas posibilidades. Las oportunidades de desarrollo económico y de creación de empleo a través de las actividades de gestión sostenible de residuos cuentan con numerosos ejemplos en España. Es posible crear sinergias positivas entre el compostaje de los residuos orgánicos y otras actividades productivas, tales como la industria agroalimentaria, la agricultura ecológica, el turismo o la educación.

Todo tipo de residuos reciclables que pueden ser valorizados transformándolos en productos de valor añadido, evitando que acaben en un vertedero o incinerados. No sólo hay iniciativas exitosas de valorización de residuos orgánicos. Existen ejemplos de creación de empleo social en el sector del reciclaje de residuos de construcción y demolición, de aparatos electrónicos o de enseres. Se han desarrollado talleres de empleo para la formación de personal cualificado para plantas de reciclaje y compostaje.

Así mismo, es fundamental fomentar acciones de prevención, reduciendo la cantidad de los residuos que se generan. Es evidente que una menor cantidad de residuo es menos problemática para gestionarse, ya que “el mejor residuo es el que no se produce”. La normativa europea y nacional indica el “principio de prevención” como prioritario a la hora de establecer actuaciones en materia de residuos. En este sentido también tenemos numerosos ejemplos de buenas prácticas de prevención que afectan a todas las tipologías de residuos.

Hoy por hoy, se está realizando en muchas localidades, campañas para la reducción de los residuos de plásticos, mediante la reducción de bolsas y plásticos de un solo uso, fomento de la compra a granel o la implantación de un sistema de retorno de envases reutilizables. Otro ejemplo de actividades de prevención son las denominadas “compras verdes municipales”, donde se premia la adquisición de materiales reciclados o procedentes de fuentes renovables para uso del Ayuntamiento, tanto en obras públicas como, por ejemplo, el material de oficina. Existen también ejemplos de Ayuntamientos que en sus pliegos de contratación pública introducen requisitos medioambientales en los materiales empleados exigiendo un plan de prevención de residuos en obras. También son muy importantes todas las campañas de sensibilización y concienciación de la población enfocadas a una reducción de los residuos mediante la reutilización, la reparación y el uso compartido.

Los residuos son nuestras nuevas minas. Pueden ser parte fundamental de una nueva vía de desarrollo sostenible en nuestra comarca. Bien lo saben los grandes grupos empresariales con contratos millonarios y adjudicaciones no siempre transparentes. La mejora de la gestión de los residuos urbanos no pasa exclusivamente por la municipalización de los servicios de basuras, aunque, a ser sinceros, parece relacionarse en gran medida. La gestión directa o mancomunada de este servicio por parte de los Ayuntamientos no sólo puede suponer una reducción de los gastos para las arcas municipales (esto habría que evaluarlo en cada caso). Su principal ventaja es la creación de empleo local, en estos tiempos tan necesarios. Para la realización de las operaciones de recogida e incluso para las de separación y tratamiento sería posible emplear personal del mismo municipio, con posibilidad de participación de los colectivos más desfavorecidos como parados de larga duración, discapacitados y personas en riesgo de exclusión social. Los Ayuntamientos podrían cumplir con los cupos mínimos de contratación pública reservada a empleo social, tal como está previsto por la ley. Además, a través de la municipalización se hace posible un control directo estricto de la calidad del servicio prestado, mejorando la satisfacción de los vecinos. Municipalización sí o no, en todos los casos sería necesaria una revisión de los pliegos con las condiciones de la contratación pública para el servicio de basura que incluya como requisitos obligatorios para acceder a la licitación la realización de acciones de gestión de proximidad y prevención.

El 2020 se está acercando, y para esa fecha, tendremos que reciclar como mínimo el 50% de nuestros residuos. La competencia en la gestión de los residuos urbanos es de los mismos Ayuntamientos, los cuales deciden cómo y qué hacer con ellos. Por esta razón la próxima cita electoral quizás represente una de las últimas ocasiones para hacer las cosas bien.
Lo más leído