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Elecciones amanecistas

01/06/2019
 Actualizado a 19/09/2019
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Mira tú por dónde al final resulta que sólo los alcaldes son contingentes y todos somos necesarios. Que se equivocaba el vecino que le gritaba lo contrario al munícipe en ‘Amanece que no es poco’ y es verdad que cada voto vale mucho.

La supervisión del recuento de papeletas para el Ayuntamiento de León, que ha dejado a Vox sin representación y le ha dado un tercer concejal a la UPL, es una escena que nos ha quedado muy de ‘El ruido y la furia’. Y es que en este pueblo es verdadera devoción lo que hay por Faulkner.

Hay quien se ha quedado como Cascales, ese personaje sin personaje que intenta cambiarle su papel a todo el mundo y que sólo lleva unos marianos porque ni siquiera tiene vestuario. «Te cambio mi personaje por el tuyo», va diciendo Cascales por el pueblo, pero nanay. Y eso que antes de los resultados siempre son muchos los que piensan, como el feriante de la película: «Yo podía haber sido una leyenda…, o una epopeya, si nos hubiéramos juntado varios».

Al final, las elecciones las han ganado los amanecistas, los fans de la cinta de José Luis Cuerda. Sobre todo en Ayna, uno de los tres pueblos de Albacete donde se rodó. Allí han vencido de verdad y el presidente de la Asociación de Amanecistas, Juan Ángel Martínez, será el nuevo alcalde. Es el ‘niño deprimío’ de la película, el que ignoraba las lecciones que le daba el sacristán para aprender a tocar la campana. Su teniente alcalde, Paco Martínez Quesada, es el ‘niño sonámbulo’, el hijo del cabo Gutiérrez -el inolvidable José Sazatornil-, que siempre se presentaba en el dormitorio de los padres cuando estaban a punto para la coyunda.

En ‘Amanece que no es poco’ también hay elecciones, pero no tienen garantías. Las de aquí parece que sí y que además se viene otra coyunda: la de los pactos. Que nadie se extrañe si ahora se ve a los candidatos a la Alcaldía leonesa caminar haciendo eses al subir la Calle Ancha, como hacía Ngé Ndomo, elpastor negro del pueblo. No es por el Prieto Picudo, es porque «así te da más tiempo a pensar a dónde vas», como le explicaba Ngé al ‘niño deprimío’, ahora alcalde.

Y es que en este pueblo es verdadera devoción lo que hay por el surrealismo.
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